La nueva Constitución de 1876 representaba un giro conservador. La Ley de 21 de Julio de 1876 abolió la constitución política foral y sus instituciones. A partir de 1878 se acordó un régimen de “concierto económico” al que se adaptaron la gestión de las finanzas públicas del Ayuntamiento. El Gobierno al margen de las mayorías políticas que representaban los concejales, nombraba los alcalde. En 1877 el Ayuntamiento aprobó la formación de la Junta de Ensanche para ejecutar el plan urbano según las directrices de P. Alzola, E.Hoffmeyer y S. Achucarro. Bilbao y su entorno emprendió a partir de 1880 un sostenido despegue industrial y financiero. La explotación de la riqueza minera, el desarrollo de los astilleros y empresas navieras, la creación de las empresas siderúrgicas y Altos Hornos, el crecimiento de la banca y la eclosión de los nuevos medios de transporte terrestres y marítimos fueron los fundamentos de un modelo industrial de crecimiento económico, cambios sociales, políticos y culturales que convirtieron la Villa de las siete calles en la nueva ciudad.