Bilbao inició una segunda transformación económica y la mirada de sus dirigentes se fijó en ciudades de resonancias cosmopolitas. La revista Hermes, fundada en 1917, simbolizaba la renovada aspiración. Pero también era una ciudad segmentada socialmente: las clases obreras y populares habitaban en los “barrios altos” (Bilbao La Vieja y San Francisco) así como en la periferia de la villa, frente al nuevo ensanche ocupado por las clases pudientes y burguesas.

El año 1917 el Gobierno central permitió la elección del Alcalde por los concejales, renunciando temporalmente a la prerrogativa de su nombramiento y Mario Arana (Comunión Nacionalista Vasca) fue elegido alcalde. Se inició asimismo la quiebra del bipartidismo sobre la que se fundó la Monarquía parlamentaria; los sindicatos obreros y el republicanismo aumentaron su influencia política y social.

El Ayuntamiento de Bilbao acogió la primera asamblea de municipios de Bizkaia, para reclamar el autogobierno político y el acto finalizó con incidentes en la calle. Además, desarrolló un ambicioso programa de servicios educativos, sociales, sanitarios y de viviendas municipales.