Una vez dominada la técnica del cinematógrafo, los hermanos Azcona realizaron diversos documentales recorriendo la geografía vizcaína, como Vizcaya pintoresca (1925) y De Bilbao al Abra en fiestas, junto con reportajes didácticos Cómo se hace El Liberal y otros de carácter institucional para la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao y la Junta de Obras del Puerto de Bilbao. También rodaron cortos de ficción, como los Apuros de Octavio (1926) o El secreto de Jipi y Tilín (1927), hasta acometer el proyecto de un largometraje de ficción, El mayorazgo de Basterretxe (1928), sobre un argumento basado en la novela Mirentxu, del jesuita vasco-francés Pierre Lhande, en el que se trataban de plasmar algunos de los tópicos de la época sobre las ancestrales costumbres vascas. El rodaje de la película corrió a cargo de Víctor, logrando una notable fotografía de ambientes, carentes sin embargo de una dirección propiamente cinematográfica.
Con serias dificultades de distribución debido a la llegada del sonoro y tras la realización de un último cortometraje de ficción, con título El rival de Manolín (1930), los Estudios Azcona entraron en franco declive. Ante la imposibilidad de encontrar financiación para dos nuevos proyectos cinematográficos, Ante todo mujer y Zalacaín el aventurero, Víctor Azcona pasó un tiempo realizando subtítulos para películas sonoras americanas, hasta que terminó por abandonar definitivamente el cine, retornando al negocio familiar.
Eneko Lorente