El primer proyecto que se pudo acoger a la Ley de Casas Baratas en Bizkaia fue en las Calzadas de Mallona en donde surgió el Barrio de La Cruz, un proyecto del año 1909. Lo hizo a través de la Fundación Católica de Escuelas y Patronato de Obreros de San Vicente de Paúl, institución que entendía la vivienda como instrumento para aunar familia, moral, religión.
Miembros del movimiento católico adquirieron en 1909 buena parte de las acciones de la Sociedad de Construcciones Baratas que dependía del Patronato y responsable del proyecto. Para financiar la construcción y urbanización del barrio se emitieron 250 acciones de 500 pesetas. Así se constituyó Sociedad de Construcciones Baratas con un capital inicial de 125.000 pesetas. Se le adquirieron seguidamente a Daniel Aresti casi 5000 m2 de suelo (64.000 pies2) y dieron comienzo las obras con un aumento del capital en 250.000 pesetas más. El proyecto fue del arquitecto Enrique Epalza que diseñó 81 viviendas distribuidas en 16 inmuebles de planta baja, dos pisos y planta bajo cubierta. Fueron edificios exentos, sin patios, de paramentos lisos, sin elementos volados, ni volúmenes sobresalientes en planta. Edificios muy funcionales, basado en la economía de materiales sin adornos. El desarrollo de las fachadas sencillo sin más elementos que las ventanas y las líneas de impostas que marcaban la altura de los pisos. En la fachada trasera desarrollaba galerías con ventanales y el acceso a esta galería era a través de la cocina y en su extremo un retrete que pasaba a formar parte del interior del hogar como algo novedoso pero se mantenía como una dependencia aislada del resto con un volumen exterior en fachada. De hecho Epalza lo integró en la terraza.
Sería viviendas en alquiler y con una gran aceptación por lo bajo de la renta (16-20 pesetas mes) y dada la demanda de vivienda obrera. Lo que llevó a una segunda y tercera fase de viviendas con las mismas premisas. En total fueron 232 viviendas de pequeñas dimensiones (40-45 m2) con dos orientaciones, una vivienda al exterior con luz, aire y sol, se emitieron la emisión de obligaciones hipotecarias al 3 o 4% anual, recogida por entidades bancarias y las cajas de ahorros. También recibió subvenciones por parte del Estado.
Fue una baza del catolicismo frente al movimiento socialista. Junto a las viviendas se edificaron unas escuelas, unos lavaderos, un tendero, un depósito de agua, un muro de contención y varios aljibes. Servicios para uso y disfrute de los nuevos habitantes de la barriada. El conjunto fue organizado en hileras paralelas situado en una atalaya conectada con el Casco Viejo así como la Basílica de Begoña por medio de unas escaleras. La distribución interior de las viviendas fue con cocina, comedor, tres dormitorios, retrete, despensa y galería. Que destacarían por su sencillez, sobriedad y austeridad formal, con una economía del espacio y máximo aprovechamiento que junto a los aspectos más higiénicos fueron su impronta.
Las viviendas fueron entregadas a familias de buen comportamiento cristiano y que participasen en los actos del Patronato junto a otros requisitos, dependían del número de hijos, de los bajos ingresos económicos, y de cumplir un reglamento interno de comportamiento para estos inquilinos. Incluso delante de los 5 bloques longitudinales se proyectaron unos jardines con un claro carácter controlador, con una disposición en pequeñas parcelas de 2 o 3 metros devolvía a los residentes a su pasado rural o a las virtudes del huerto obrero como postulado de los Hermanos de la Orden de San Vicente de Paul. El modelo una familia, una casa en propiedad y un huerto, se transformará en viviendas en bloque de vecindad en altura, en alquiler y con escaso jardín. El nombre de La Cruz venía dado por el triunfo de la Santa Cruz en la batalla de las Navas de Tolosa, batalla en la que participaron los señores de Bizkaia, Diego López de Haro e hijos.
Luis Bilbao