Torero bilbaíno nacido un 20 de diciembre de 1876 en la calle del Cristo. Cástor Jaureguibeitia Ibarra, que vivió una infancia amarga, estudió hasta los 12 años en las escuelas de Tíboli  y no fue hasta los 20 cuando manifestó su vocación por el toreo. Ejerció diferentes oficios, aunque fue su trabajo en las Cocheras de Sebastián Salazar, por el que adoptó el apodo con el que se anunciaría en los carteles.

Transcurrió su juventud torera a caballo entre Vizcaya y Navarra. Un 28 de marzo de 1897, asistiendo como espectador en un festejo, solicitó permiso para banderillear al segundo ejemplar  de la corrida y mientras el aspirante a matador ejercía de banderillero con sorprendente habilidad, sonaron desde la Banda Municipal los compases del “Gernikako” que venía a ser la música de su debut como becerrista. Poco después mataría su primer novillo en San Miguel de Basauri, aunque también actuaba como banderillero a las órdenes de otros compañeros.

El 10 de octubre de1897 debutó como novillero sin picadores en Bilbao. Fue precisamente ejerciendo con los garapullos cuando, el 1 de agosto de 1898, en Azpeitia, un novillo de “Zapata” le infirió una grave cornada en la ingle que le mantuvo alejado de los ruedos durante dos meses, que pasó en el Hospicio enseñando a leer a los niños acogidos.

Recuperado del percance debutó con picadores en Bilbao el 13 de mayo de 1900, y el 2 de septiembre del mismo año se presentó en Madrid matando novillos de la Concha. Terminó la temporada con 40 novilladas antes de doctorarse como matador.

El 16 de septiembre de 1904 tomó la alternativa de manos de Antonio Fuentes que ejerció de padrino y  con “Bombita” y “Machaquito” de testigos. Su primera faena como matador la realizó a un toro de Ybarra de nombre “Zambombito” que recibió 7 varas.

Actuó por primera vez en Bilbao en 1905, pero fue el 30 de abril de ese mismo año cuando se presentó en las Corridas Generales como matador. En 1906 entraba en los carteles por sustitución de “Bombita”, escuchando sus primeras palmas en Vista Alegre.

Fue la de 1908 una temporada importante por su consolidación artística y la toma de poder en Bilbao, donde se hizo imprescindible desde entonces. Su año cumbre por los triunfos obtenidos fue el de 1911, alcanzando la cifra de 59 corridas lidiadas. Un año antes se había fundado el “Club Cocherito”, cuya primera reunión se celebró en el Salón Vizcaya, de la calle San Francisco, un 20 de noviembre de 1910. Adquirió por aquel entonces una finca, bautizada con el nombre de “Maitena”, en San Fernando del Jarama. Dos años después celebró su boda por todo lo alto con Casilda Maján, siendo padrino del acontecimiento Don Félix Urcola, ganadero e íntimo amigo de Cástor.

Entre 1914 y 1918 “Cocherito de Bilbao” logró importantes éxitos en su ciudad hasta llegar a su decimoquinta temporada como matador en 1919, año en que se despidió de la profesión eligiendo como escenario para el “adiós” a las dos plazas en las que más toreó a lo largo de su carrera: Madrid y Bilbao.

La de Madrid fue un 6 de julio de 1919, siendo sus compañeros de terna “Joselito” y Belmonte”. Aquella tarde cortó una oreja al toro “Anarquista” de la ganadería de Salas, entre el clamor del público madrileño que le admiraba y el cariño de una expedición bilbaína organizada por su Club. Dicen las crónicas que aquella tarde hizo la mejor faena de su vida, brindada al Rey Alfonso XIII, presente en la corrida. Se cortó la coleta el solo en el centro del ruedo. “Cocherito” había estoqueado en sus 15 años de matador a 1.466 toros, toreado 615 tardes en las plazas de España, Francia, Portugal, México y Perú, y fue corneado en 16 ocasiones. La despedida de Bilbao tuvo lugar el 31 de agosto.

“Cocherito de Bilbao”  fue un diestro muy considerado por sus compañeros y bien tratado por la crítica que le veía como un torero completo, dominador de todas las suertes, especialmente en la de banderillas, destacándose por ser el pionero en la forma de clavar los pares de 4 en 4; vistoso con la capa, sobrio con la muleta y certero con el estoque.

Ya retirado, abrió en el número 39 de la calle Príncipe de Madrid, un restaurante cuyo nombre “Achuri” hacía honores al barrio bilbaíno.

A las 7 de la mañana del 26 de febrero de 1928, fallecía en el Sanatorio de Guadarrama, tras un penoso proceso pulmonar que le había llevado al ingreso en el Real Sanatorio de Guadarrama. Había perdido a su hijo de 4 años unos días antes de “la noche de Reyes”. Desde el Sanatorio había escrito cartas a algunos amigos despidiéndose, como fue el caso de Manuel Otamendi “El Yerno”, un cronista taurino de El Noticiero Bilbaíno. Tenía 51 años.

Fue enterrado el 1 de marzo de 1928 en el cementerio de San Fernando del Jarama, donde descansaban dos de sus hijos.

Covadonga Saiz