Actriz, conocida en su faceta artística como Concha Catalá, nació en Bilbao el 7 de enero de 1881 y falleció el 3 de julio de 1968.
Hija de un director de orquesta, inició sus estudios de declamación en el Conservatorio de Madrid, con la prestigiosa actriz lírica Teodora Lamadrid. Posteriormente, ingresó en el Teatro de la Princesa, con Ceferino Palencia y María Tubau. Gracias a una recomendación de los comediógrafos de costumbres Hermanos Álvarez Quintero, entra en el Teatro de la Comedia, ingresando en la Compañía de Rosario Pino, con la que estrenó piezas como Los Galeotes (1900) y Las flores (1901), ambas de los Quintero, con cuya obra ha quedado asociada la figura de la actriz bilbaína, pasando posteriormente a una de las compañías teatrales más prestigiosas del momento, la María Guerrero.
Debido a sus cualidades interpretativas, fundamentalmente en el registro dramático de personajes femeninos de carácter, llegó a ser una actriz de primera fila que pronto incorporó a su repertorio obras de conocidos autores, como Jacinto Benavente o José María Pemán, sin renunciar por ello a la comedia, con obras de Jardiel Poncela o Carlos Arniches.
Formó la compañía Los cuatro ases, junto con Manuel González, Carmen Carbonell y Antonio Vico, con quienes estrenó piezas como Y amargaba (1941), de Jacinto Benavente.
También interpretó diversos papeles para el cine, principalmente en el género cómico, como Una morena y una rubia (José Buchs, 1933), Suspiros de España (Benito Perojo, 1939), Un genio alegre (1939) y La gitanilla (1940), ambas dirigidas por Fernando Delgado, además de su participación en la versión española de El último húsar (1940), Yo soy mi rival (1940) y Su hermano y él (1941), éstas últimas con dirección de Luís Marquina. Espronceda (1945), un drama dirigido por Fernando Alonso, fue su última incursión en el cine.
Se retira de los escenarios tras cosechar un notable éxito en el Teatro Recoletos de Madrid, durante la temporada 1962-1963, con la obra Doña Clarines, también de los Hermanos Álvarez Quintero. Recibió la Medalla de Alfonso X El Sabio por su carrera artística, considerada como una de las mejores actrices del panorama teatral español de la primera mitad del siglo XX.
Eneko Lorente