La Semana Trágica de Barcelona tiene como una de sus consecuencias la caída del gobierno de Antonio Maura. En mayo de 1910 se convocan elecciones generales.

A estas elecciones concurre la recién formada Conjunción Republicano-Socialista. En muchos lugares el cabeza de lista de la coalición pertenencerá al Partido Republicano, una cuestión que en Bilbao resultaba bastante espinosa dado el peso del Partido Socialista en la política de la Villa. Aún así, finalmente “el partido socialista ha acordado apoyar la candidatura republicana”.

Este apoyo viene a simbolizar el cambio de tendencia que se venía gestando desde unos años atrás en el seno del socialismo. De hecho, la candidatura conjuncionista será encabezada por un industrial republicano, Horacio Echevarrieta Maruri, cuyo padre, líder del republicanismo bilbaíno, se había negado a atender las demandas de los obreros mineros en 1890. Esta designación genera fuertes suspicacias dentro de la Agrupación Socialista de Bilbao. Los recelos entre la facción más obrerista del socialismo, liderada por Facundo Perezagua, y la facción más cercana al republicanismo, encabezada por Felipe Carretero y un incipiente Indalecio Prieto, serán aireados a través de dos órganos de prensa:  el diario El Liberal, proclive a la Conjunción y a la candidatura del industrial, y La Lucha de Clases, el semanario que mostrará más reticencias. Así, El Liberal no duda en definir al industrial como “nuestro candidato, D. Horacio Echevarrieta, en quien se concilian el prestigio económico de primer orden y una acendrada devoción republicana”. Frente a esta visión tan positiva, se opone La Lucha de Clases que no duda en definir esta candidatura como“una política de bajo vuelo que repugna a nuestras convicciones y a nuestra honradez, y que se aparta de los solemnes compromisos que hemos contraído ante el pueblo de Bilbao.

Los resultados de las elecciones de 1910 dan el triunfo a Horacio Echevarrieta y el segundo puesto al católico Chalbaud por 8137 votos contra 4665. Echevarrieta gana ampliamente en los distritos obreros.


Sara Hidalgo