Elvira Martínez Porres nació el 26 de enero de 1883 en Santurtzi. Era hija de Norberto Martínez Pascual y Victoria Porres. Casada pero no tenía hijos y trabajaba como ama de casa. Estaba domiciliada en la calle Iralabarri nº 25, 1º derecha.

Elvira Martínez fue detenida por dos agentes de la Comisaría de Investigación y Vigilancia y dos falangistas a las 13:00 horas del 11 de julio de 1937. Este hecho se produjo por la denuncia de un adolescente de 17 años, que acusó a Elvira de ser una de las asaltantes de la Cárcel de Larrinaga el 4 de enero de 1937, de arrastrar el cadáver del piloto alemán derribado el mismo día y de arrojar a una mujer de ideas derechistas a la Ría de Bilbao. Interrogada por ambos agentes, Elvira manifestó que estaba afiliada al Partido Socialista Obrero Español, pero negó las acusaciones del denunciante. El mismo día fue conducida a la Cárcel de Larrinaga en calidad de detenida. Para entonces Elvira ya había sufrido a manos de un falangista, tal vez el denunciante, el rapado de su larga melena. Este castigo se produjo en muchas localidades y buscaba humillar, vejar y marcar a las mujeres acabando con una parte de su feminidad.

Elvira Martínez negó el 27 de julio ante las autoridades todas las acusaciones, de las que no había más pruebas que las afirmaciones de los denunciantes. La detenida informó que el 4 de enero de 1937 tenía el brazo en cabestrillo y un ojo vendado “por una riña que había tenido”, por lo que le fue imposible realizar tal acto. Para ratificar su declaración solicitó la ayuda del farmacéutico de Iralabarri así como de otra vecina que vivía un piso más arriba que ella.

El farmacéutico declaró un día más tarde que era conocida como “la Comunista” y de que había hablado a favor de los “rojos”, así como que llamaba fascista a todo aquel que le llevase la contraria, pero en ningún momento declaró lo que el denunciante de 17 años había afirmado. Su vecina afirmó que a pesar de ser conocida como “la Comunista y ser pendenciera, no consta sean ciertos los hechos que se le denuncian”. Ambos informaron sobre su mote, que indica que era de filiación izquierdista, pero ninguno afirmó que las denuncias recaídas contra ella eran ciertas.

El 2 de agosto de 1937 el denunciante de 17 años se ratificó ante el tribunal, afirmando que había denunciado a Elvira “porque unas conocidas le manifestaron que había tomando parte en los hechos que ha denunciado, que no la conocía de nombre aun cuando la ve a diario”.

Cuatro días después, el 6 de agosto, la estanquera de Iralabarri declaró que Elvira había sido “quien le ha contado su participación en dichos actos”, y que vio cómo la detenida aplaudía la muerte de un fascista que los milicianos mataron antes de la conquista de la villa de Bilbao, y que en el barrio era conocida como “la Comunista y la Moderna”.

El 13 de agosto otra vecina de Elvira testificó en su contra, informando que era conocida como la “Comunista” y que “ha oído decir a mucha gente que estuvo en la cárcel cuando el asalto, sin que pueda recordar a quién se lo ha oído”, “que oyó a ella misma decir que había arrastrado al aviador”, pero “que no ha oído decir que contribuyera a tirar a una mujer a la ría”. Además esta vecina manifestó que había sido insultada por Elvira varias veces con el apelativo de “fascista zorra”. Por último informó que “antes de la entrada de los militares, los rojos mataron a uno que decían ser fascista y de la 5ª Columna y que entonces Elvira abrazó al que le había dado muerte”. La denunciante en ningún momento vio este hecho, tal y como ella posteriormente afirmó: “es rumor público en el barrio, aunque la declarante no lo vio pues se encontraba en el refugio”. Estas acusaciones, que la declarante en ningún momento presenció fueron aceptadas por el tribunal militar.

En el sumario instruido contra Elvira Martínez Porres no consta que la encausada fuera nuevamente interrogada tras las denuncias de las dos vecinas, por lo que no pudo defenderse ni negar estas acusaciones, que se produjeron al de un mes de ser detenida y no presentaban más prueba que la palabra de las denunciantes.

El 24 de agosto se dictó sentencia contra Elvira, siendo acusada “de ser conocida en su barrio por el sobrenombre de la comunista, individua de pésimos antecedentes que insultaba y amenazaba a personas de derechas, que intervino o tomó parte en los asaltos a las cárceles acaecidos, que fue una de las que arrastró el día 4 del mismo mes el cadáver de un aviador español que cayó en Bilbao, que arrojó a la ría a una mujer de ideas derechistas, habiendo manifestado cierto día en que fue muerto un fascista en Bilbao que así se debía hacer con todos los fascistas”. Para el juez militar estos hechos constituyeron un delito de adhesión a la rebelión, con el agravante de “peligrosidad moral”.

El 9 de septiembre de 1937 el general Franco se dio por enterado de la pena puesta. A las 06:00 de la mañana del 16 de septiembre Elvira pasó a la capilla de la Cárcel de Larrinaga, siendo entregada posteriormente al jefe del piquete que debía cumplir la sentencia militar. Esa misma mañana fue fusilada en Derio.


Aritz Ipiña Bidaurrazaga