Emiliano Olano nació en Bilbao el 20 de julio de 1850. Sus padres fueron José Antonio Olano Iriondo y Juliana Loizaga Aldama. Inicialmente estuvieron vinculados los Olano a los negocios navieros, pero la naciente siderurgia atraería más tarde sus miras inversoras. Padre e hijo fueron socios fundadores de La Vizcaya en 1882. Por aquellas fechas también, Emiliano Olano abría el camino para la constitución de una Bolsa oficial en Bilbao.
Era nombrado Alcalde de Bilbao por R.O. de 26 de diciembre de 1893, sustituyendo a Gregorio de la Revilla, y de nuevo, fue designado para ocupar la presidencia de la Alcaldía durante el bienio de 1895 a 1897. La red de saneamiento y el abastecimiento de agua fueron las actuaciones preferentes del consistorio bilbaíno (1894-1896), dado que sus implicaciones hacían peligrar la salud pública. Respecto a la primera, el aumento de vertidos en los últimos quince años había llegado a ser alarmante. Por fin, el 28 de marzo de 1895, tras el visto bueno de la corporación municipal, de la Jefatura de Obras Públicas y de la Junta de Obras del Puerto, era aprobado definitivamente por el Gobernador el proyecto de saneamiento presentado por Recaredo Uhagón. La nueva red de alcantarillado prevista conduciría hasta La Galea los vertidos urbanos de las poblaciones de la ría. En cuanto al abastecimiento de agua se refiere, se encontraba en ejecución la traída de nuevos recursos de los manantiales de Larrumbe, lo cual no resolvía el problema de escasez y deficiencia del suministro. Se aprobaron ciertas medidas: la modificación del reglamento de aguas (1894), obligándose al uso de agua potable por contador, el estudio para captar nuevos recursos del Kadagua y el control de vertidos industriales generados por ciertas empresas como Santa Ana de Bolueta.
En materia de infraestructura de comunicaciones, las iniciativas apuntaron hacia la mejora del tráfico en el centro de la villa y el acondicionamiento de las vías de enlace con los barrios próximos. Así, se gestionó la ampliación del puente del Arenal por el abundante tráfico registrado, llegando a mil los coches y carros que “diariamente siguen la dirección ascendente y a igual número el de la descendente” (28.10. 1896); la construcción de un puente para comunicar la carretera de La Peña y la isla de San Cristóbal, y también el arreglo de los caminos de La Peña, Atxuri, Miraflores, Basurto, Olabeaga y Zorrotza. Resultó polémica la concesión de subvención al ferrocarril Bilbao-Santander para prolongar su línea hasta el centro de villa.
Dedicó una especial atención la corporación municipal a la mortalidad infantil en la villa. En marzo de 1894, el concejal republicano Gaspar Leguina daba la voz de alarma ante la excesiva mortalidad de niños de corta edad, problemática que ya había sido aireada también por la prensa local. Tras reunión con la Junta de Sanidad, el Ayuntamiento celebraba una sesión extraordinaria ese mismo mes para tomar medidas al respecto. Entre otras cuestiones sanitarias, fue aprobado el reglamento de higiene especial para inspeccionar y reprimir la prostitución (2.04.1894); viajó a París una comisión para estudiar la aplicación del recién inventado suero antidiftérico (24.10.1894), siendo seguidamente elaborado y aplicado en la villa bajo control e inspección (30.01.1895), y también se procedió a la separación del cuerpo médico municipal y el hospitalario (10.07.1896), limitándose aquel a la beneficencia municipal y servicios especiales que se estableciesen (higiene pública, casa de socorro, reconocimiento de cadáveres y asistencia domiciliaria).
Por otra parte, parecía ya tocar a su fin el “otro” gran tema pendiente de resolución, como lo era el cementerio. Por R.O. de 15 de noviembre de 1895, se autorizaba la adquisición gratuita del terreno cedido al ayuntamiento por la compañía del ferrocarril Bilbao-Lezama para construir el nuevo cementerio. Se localizaba en el punto denominado Vista Alegre, en el cruce de caminos de la carretera Bilbao-Bermeo y Asua-Erletxes, y comprendía 92.350 m2, ampliables a 112.500.
El casco antiguo de la villa se vio favorecido por el R.D. de 11 de julio de 1894, que contemplaba el derribo de la antigua Casa Consistorial y el ensanche del enlace existente entre la plaza del mercado y los Santos Juanes. Su centro neurálgico, la plaza Nueva, fue objeto de reforma y embellecimiento, disponiendo de kiosko, pero perdió la estatua de Don Diego López de Haro, que pasó a la plaza Circular.
Emiliano Olano cesó en sus funciones el 31 de octubre de 18996 y fue sustituido por Joaquín Moreno.
Susana Serrano Abad