En la rotonda de la plaza Circular se eleva una de las estatuas carismáticas de la ciudad, la de Don Diego López V de Haro, obra del escultor valenciano Mariano Benlluire y Gil. Benlliure realizó la obra en el año 1889 en la ciudad de Roma. Desde esta ciudad fue trasladada a Bilbao en 1890. El monumento consiste en una figura de Diego López de Haro de cuerpo entero, de casi cuatro metros de alto, y en el momento de la entrega de la Carta Puebla a la Villa de Bilbao, que se alza sobre una base circular de piedra arenisca que descansa sobre un plinto cuadrangular del que parte una columna tronco piramidal. Estas dos últimas piezas están labradas en mármol de Ereño. En la parte superior, y en sus cuatro lados, se encuentra el escudo de la villa hecho en bronce.

Hay otras escenas grabadas en placas en bronce, también obra de Benlliure, en las que se representan episodios de la vida de don Diego. Dos placas de bronce muestran actos bélicos, las otras dos son dos inscripciones que rezan: Don Diego López de Haro/Señor de Vizcaya/fundó la Villa de Bilbao/el año MCCC.

La escultura ha tenido cuatro emplazamientos diferentes dentro de la Villa. Así, el 31 de agosto de 1890, la estatua tuvo como primer emplazamiento la plaza Nueva de Bilbao. Ésta se engalanó para su recibimiento, colocándose mástiles y guirnaldas de laurel para celebrar una gran fiesta. De allí, y ante la necesidad de levantar un kiosko de música en la plaza, se trasladó en 1894 a la plaza Circular, permaneciendo allí unos 25 años. Se barajaron entonces tres posibles ubicaciones: en la plaza de Bélgica, el Arenal o la plaza de los Santos Juanes. Finalmente, se decidió llevarla a los Santos Juanes en 1919. Pero no sería éste su última ubicación, el 2 de noviembre de 1938 el alcalde José Félix de Lequerica decidió que se volviese a ubicar la estatua en la plaza Circular, en el centro de la misma, y con la estatua de don Diego mirando hacia el Casco Viejo de la ciudad.

Ana Prado