La fiesta de los toros tiene gran raigambre en Bilbao, vinculándose su popularidad a instituciones como el Club Cocherito de Bilbao, club fundado en el año 1920 en homenaje al torero bilbaíno Cástor Jaureguibeitia Ibarra (1878-1928). Ya a finales del siglo XIX, Pacho Gaminde dividía el año en dos mitades que venían marcadas por la Navidad y las corridas de toros, siendo estas últimas el epicentro de la vida festiva de la ciudad.

El Club Cocherito de Bilbao ha conseguido mantener viva la afición por la fiesta taurina y así ha quedado plasmado en dos esculturas que engalanan los alrededores de la Plaza de toros de Vista Alegre. La primera es obra de Alberto Foraster y Enrique Alonso y en ella se homenajea a todos los toreros que han pasado por la Plaza. Su título, Matadores de toros (2000), y en ella se representa a un torero ejecutando un derechazo sin muleta. Se ubica en la puerta de la plaza.

La segunda obra representa un Toro negro (1995) y que apunta bravo con sus astas hacia el cielo. La obra es propiedad del Club Cocherito y fue realizada por el escultor Mario Gaztelu-Iturri, quien contó con la colaboración del metalista Francisco Javier Rodríguez. Esta escultura se localiza al final de la calle General Concha, en terrenos de la Plaza de toros bilbaína.

Ana Prado