El busto del general Emilio Mola se mantuvo en la plaza del Arenal de Bilbao desde que fue colocado por el ayuntamiento franquista en 1938 hasta su retirada en la década de 1980. Entre las políticas que el ayuntamiento impulsó para crear un relato único de lo ocurrido con el golpe de estado y posterior guerra civil, la creación de “lugares de la memoria” a través de monumentos, cambios de nombre en el callejero o conmemoraciones fueron algunas de las mas importantes. 

El general Mola tuvo no solo una estatua en su honor, si no que también se nombró uno de los puentes de Bilbao, una escuela y una calle en su honor. En 1940 se adquirió entre el ayuntamiento de Bilbao y la diputación un retrato de Mola realizado por Santiago Martínez a razón de 20.000 pesetas.

El caso de Mola fue sin duda especial, ya que en la primera sesión del nuevo ayuntamiento franquista en 1937 se planteó ya la necesidad de poner su nombre a alguna calle, para que en la villa “figure perennemente el nombre de tan esclarecido patriota”. En el mismo mes de junio de 1937 se colocó en el Arenal el primer busto al general, tallado en madera. Sobre la colocación de este primer busto no existe documentación alguna en el ayuntamiento. La razón de colocar un busto en madera que se sabía que se deterioraría fue probablemente la de impactar a la población con la colocación de la estatua apenas unos días después del fallecimiento de Mola (el 3 de junio de 1937)

En mayo de 1938 este primer busto fue cambiado por otro realizado en mármol de Carrara por el escultor Moisés de la Huerta. Se presupuestó en 5000 pesetas, que se acabaron de pagar al artista en 1939. La idea era que este busto fuera el definitivo. Representaba a un Mola de medio cuerpo, a tamaño natural, la cabeza girada mirando a lo alto, sujetando unos prismáticos en una mano y la espada en la otra. Estaba sobre un pedestal con la palabra Mola grabada.

El 28 de noviembre de 1946, en uno de los más conocidos actos de la oposición, la estatua de Mola sufrió un atentado y fue destruida. El ayuntamiento la sustituyó por otra del propio Moisés de la Huerta. El escultor representó esta vez al general mirando de frente y con un escudo con el águila bicéfala grabado en el pecho. Esta fue la estatua que se mantuvo hasta el periodo democrático, cuando fue retirada definitivamente y sustituida por una del bertsolari Balendin Enbeita.

Aritz Onaindia