Empresario y político, Gabriel María Ibarra nació en Bilbao el 2 de febrero de 1814. Fue Presidente de la Diputación de Vizcaya en 1872, además de ocupar numerosos cargos tanto en el ámbito político local como en el provincial y estatal.

 Fue hijo de José Antonio Ibarra y de los Santos, patriarca de la familia Ibarra, una de las más destacadas de la Bizkaia contemporánea, y de Jerónima Genoveva Gutiérrez de Cabiedes. Se casó con Rosario Arambarri Mancebo en 1842. Tuvieron siete hijos. Residió en Bilbao, trasladándose desde el Arenal a la finca de La Cava en Deusto, casa en la que fallecería el 10 de agosto de 1890.

 Gabriel María de Ibarra actuó siempre como patriarca de la familia, dirigiendo sus acciones empresariales y políticas a favor de todo el clan defendiendo los intereses del grupo. Sus negocios se diversificaron, invirtiendo en bancos, sociedades mineras, ferrocarriles, y bancos, entre otros. Aunque su principal negocio fue la industria siderúrgica. La unificación de sus instalaciones industriales, sus minas y capitales fueron el origen de Altos Hornos de Vizcaya (1901).

 En el ámbito político, Gabriel María Ibarra fue miembro de Juntas y Comisiones provinciales diversas, en numerosas ocasiones. Fue apoderado, estuvo presente en la comisión de arreglo de Fueros y de la del examen de cuentas del Señorío en 1841 y vocal de la Junta de Comercio en octubre de 1843. Además, fue Regidor del Ayuntamiento de Bilbao en 1845, vocal de la Caja de Ahorros en 1843, Presidente de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio en 1863, Prior del Tribunal de Comercio en 1865, vocal de la Junta de la Exposición Universal de París, vocal de la Junta de Caridad en 1869, Prior y Cónsul del Consulado de Bilbao y Presidente de la Diputación de Bizkaia, entre otros muchos cargos.

 Al igual que muchas otras familias de la alta burguesía bilbaína, Gabriel María Ibarra se adscribió políticamente al liberalismo moderado. Como tal fue uno de los miembros fundacionales de la Sociedad Bilbaína en 1839, de la Milicia Nacional durante la carlistada y se alzó contra los progresistas de Espartero de 1841.

Ana Prado