Conjunto de 220 Viviendas Protegidas promovido y construido por el Instituto Nacional de Vivienda en 1955. Está limitado al sur por la Solución Sur y al norte por la carretera de Rekaldeberri a Larraskitu, levantado sobre unos terrenos en pendiente con orientación norte y ordenados morfológicamente por el Plan Parcial de Rekaldeberri de 1952. Pertenece al Primer Plan Nacional de Vivienda y es proyecto de los arquitectos Félix Íñiguez de Onzoño (1922-) y Pascual Perea Chávarri (1921-2008). Como otros conjuntos de viviendas del INV y de la Obra Sindical del Hogar construidos por la fecha, los arquitectos aprovechan la economía del bloque puro dispuesto aleatoriamente sobre difíciles topografías y optan por un perímetro continuo y dependiente de un viario pocas veces racional, que encierra espacios interiores reservados para patios verdes, jardines y accesos rodados. Casi siempre son formas abiertas en algún punto para evitar el estancamiento del aire, favorecer las corrientes de renovación y permitir los pasos públicos. Este es el caso de los conjuntos de Torre Urízar o de Rekaldeberri. De cualquier modo, la forma del conjunto residencial viene obligatoriamente definida por las plantas y alineaciones trazadas desde los planes parciales redactados por la Oficina Técnica Municipal de Bilbao en la década de los años cincuenta.

El bloque de cinco alturas se emplea de manera sistemática y el ladrillo cara vista o el revoco son los materiales de fachada más comunes; por su disponibilidad, su durabilidad, su escaso mantenimiento y su facilidad de colocación. Si algún cambio significativo muestra este tipo de conjuntos residenciales es un interés por recrear un ambiente amable y natural, introvertido e independiente respecto al entorno inmediato. Es en los grupos de viviendas protegidas de los años cincuenta donde se produce un mayor grado de confianza en el urbanismo y la arquitectura contemporáneos, ya que cualquier atisbo de estilo o decoración superflua comienza a ser rechazado por razones de eficiencia, de sinceridad y operatividad. Se busca un estándar entendido desde el racionalismo como la garantía de un mínimo no solo cuantitativo, sino también cualitativo, en la medida que se intenta proporcionar un máximo de beneficios con los recursos disponibles.

En el grupo de Rekaldeberri se construyen viviendas de dos dormitorios con 42 a 52 metros cuadrados útiles y un precio de entre 60.000 y 76.000 pesetas, aunque más del 80% de las unidades protegidas tiene tres dormitorios, aseo y cocina-comedor, variando entre 50 y 65 metros cuadrados útiles y un precio final entre las 61.900 y 76.600 pesetas. Todas ellas siguen esquemas tipológicos de eficacia probada, con viviendas de doble orientación, habitaciones ajustadas al mobiliario necesario, baño completo, cocinas con tendedero exterior y separadas del estar comedor mediante tabiques móviles de metro y medio de ancho, solución novedosa para la época que permitía la ampliación visual de la sala de estar hacia la cocina. La construcción y acceso a las viviendas estuvieron íntegramente amparados por el INV, mediante préstamos amortizables con un interés del 3,32% máximo en un plazo de veinte años.

Asier Santas