Entidad sanitaria de origen medieval situado en el antiguo arrabal de Ibeni o Atxuri, donde se localizó hasta 1908, momento en que sus funciones se trasladaron al nuevo complejo del Hospital de Basurto.

El Hospital de los Santos Juanes o Santo Hospital Civil de Bilbao es la más longeva institución sanitaria de la Villa de Bilbao. Su origen se remonta a fines del siglo XV, pero fue entre 1645 y 1661 cuando se definió la transformación de este inicial refugio de menesterosos en hospital efectivo  para curación de pobres, bajo el patronazgo de la Villa.

El crecimiento de Bilbao y de sus necesidades sanitarias conviertieron en pequeño e inadecuado el antiguo edificio situado frente a la primitiva iglesia de los Santos Juanes, en Atxuri. Tras distintas reformas y soluciones parciales, la Junta de Caridad -que lo regía desde 1784- decidió en 1818 nombrar una comisión para redactar un proyecto y memoria de construcción de un nuevo edificio hospitalario.

Uno de los comisionados, Gabriel Benito Orbegozo, fue el redactor del proyecto y de la memoria que le acompaña. El modelo seguido fueron los hospitales ingleses, y expresamente el de Plymouth (1756-64), referencia en la tipología de pabellones en paralelo separados por patios.

La adaptación realizada en Atxuri consistió en un edificio compacto de composicion modular en forma de tridente, que creaba patios abiertos lateralmente, separando tres pabellones tranversales y dos longitudinales. Este diseño y la importancia que se daba a garantizar la correcta ventilación de las salas eran en el momento de su concepción de una gran modernidad.

La obra se financió inicialmente sobre la base de varios legados recibidos, limonas y donativos particulares. El desarrollo de las obras fue conflictivo, primero por los problemas planteados por el primer arquitecto director, Agustín de Humarán, que fue rapidamente Al de sustituido por Silvestre Pérez, quién las diriguió hasta poco antes de su fallecimiento en 1825. Desde entonces hasta su finalización le reemplazó Antonio Echevarria.

El otro problema fue la financiación. Los recursos iniciales se agotaron en 1820, cuando se inauguró provisionalmente. Entre 1823 y 1825 se completaron las restantes obras, a falta de uno de los dos pabellones transversales, que quedó inconcluso hasta 1835. El coste final se acercó a los dos millones de reales.

El edificio es de una gran solidez, respondiendo estilísticamente al neoclásico, remarcado por un potente pórtico tetrástilo de columnas toscanas de 32 metros de altura, que soportan un entablamiento ordenado de triglifos y metopas. Como remate, y sobre la banqueta, se halla un gran escudo de armas de la Villa. El edificio contiene cuatro alturas, distribuidas en tres cuerpos o pabellones: en el primero se asentaban las funciones administrativas, laboratorio, capilla, cocina y otros ; en el segundo y tercero se localizaban diez grandes salas de enfermos, con cabida para 241 camas, flanquedas de galerías corridas que servían de recreo.

A pesar de las excelentes condiciones del hospital en el momento de erección, con el paso del tiempo sus instalaciones fueron sufriendo un progresivo deterioro, a la vez que las necesidades hospitalarias de la Villa se incrementaban de forma extraordinariamente rápida por el crecimiento poblacional y los cambios sociales y de la práctica médica. Finalmente, se decidió abandonarlo y levantar uno nuevo en Basurto. Al inaugurarse éste en 1908, el edificio de Atxuri fue adquirido conjuntamente por el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Vizcaya. A partir de entonces alojó diversos equipamientos: primero la Escuela de Artes y Oficios, luego fue sede inicial del Museo de Bellas Artes, y tras una profunda reforma interior, desde 1958 el Instituto Emilio Campuzano, heredero de la antigua Escuela.


José María Beascoechea