El hotel Hesperia, ubicado en Campo de Volantín 28, completa una manzana de la trama rectangular que se desarrolla a lo largo de la margen derecha de la ría, en el entorno residencial del Campo de Volantín, emplazamiento en el que la burguesía bilbaína construyó sus residencias fuera del Casco Viejo a finales del siglo XIX.

Desde la propiedad se marcó un claro objetivo: la fachada debía tener el reclamo y la presencia requerida para un hotel y a su vez integrarse en el entorno urbano. Con esta premisa los arquitectos responsables del proyecto, estudio IA+B en colaboración con GCA Arquitectes, plantearon unas fachadas armoniosas en proporciones y huecos caracterizados por el color utilizado en los vidrios. 

En la planta baja se ubica el acceso y la recepción, la cafetería, los comedores y la administración. En la planta primera se combinan salones y habitaciones y en el resto de plantas habitaciones hasta completar 151. En la última planta una terraza se abre hacia la ría.

La variedad y diversidad de las personas que transitan por el hotel a lo largo del año queda reflejada en estas cajas de colores orientadas hacia el nuevo Bilbao. La idea parte de la voluntad de singularizar la fachada utilizando el mirador de una forma diferente, como cajas, introduciendo el color como un elemento de refuerzo de dicha singularidad. 36 unidades de mirador en una trama de 6 x 6 a través de 6 colores: 3 básicos (rojo, amarillo y azul) y 3 complementarios (verde, violeta y naranja).

Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre