Fundación municipal dedicada en un principio a la vacunación contra la viruela, que fue añadiendo a su repertorio la antirrábica, primero, y las distintas vacunas que fueron apareciendo a lo largo del siglo XX, más tarde. Permaneció en activo entre los años 1819 y 2008.

La vacuna

Tras el descubrimiento de que la inoculación de la cowpox vacuna prevenía el contagio de la viruela, publicado por Edward Jenner en 1798, las primeras vacunaciones practicadas en la Villa ya en 1800, lo fueron a título privado. Hubo que esperar hasta el año 1819 para que el Ayuntamiento organizara un servicio dirigido a toda la población. Se encomendó a José Gil y Caño, cirujano mayor del Hospital de Atxuri, auxiliado por un cirujano romancista, Manuel Vicente de Yarza primero y José Agustín de Larrinaga, a partir de 1822. La técnica empleada consistía en la utilización de líquido de la pústula vacunal de un niño para inocular a otros, quienes, al regresar al noveno día para comprobar la eficacia de la vacuna, volvían a ser fuente de vacuna para los siguientes, manteniendo así una cadena sin fin. En los casos en que se rompió, hubo que recurrir a la importación de nuevo fluido desde ¡Inglaterra!

Reforma del año 1852

Los resultados no fueron tan satisfactorios como se pretendía y la Villa volvió a sufrir un fuerte brote de viruela en el año 1852. Para mejorar el servicio, el Ayuntamiento nombró una comisión, integrada por tres capitulares, entre ellos Agustín de Obieta, médico. Las reformas establecidas se limitaron al traslado a una nueva sede con mayor amplitud, la exigencia del certificado de vacunación a los forasteros que acudieran a trabajar a la Villa y la aprobación de normas para el control de los niños vacunados al noveno día.

Instituto de Vacunación en la Sta. Casa de Misericordia

A raíz de las nuevas epidemias ocurridas en 1880-1881 y en 1884, se tomó el acuerdo de cambiar la metodología y utilizar el “Sistema directo de ternera”, en el que el suministro de la vacuna se garantizaba por terneros inoculados, con los que se mantenía una cadena similar a la descrita en el caso de los niños; cadena que en el año 1892 estuvo integrada por más de setenta terneros.

Este cambio de técnica vino acompañado de la dimisión de Juan Gil y Fresno, médico encargado del servicio, y el nombramiento para el mismo puesto de Ceferino de Garaigorta. También  tuvo lugar el traslado de la sede, buscando proximidad al matadero, y se instaló la sala de vacuna con su cuadra aneja en los bajos de la antigua Casa de Misericordia; así mismo se reformó la reglamentación y se procedió a la creación del “Instituto de Vacunación de la Sta. Casa de Misericordia”, quien a partir de esta fecha pasó a gestionar el servicio, aunque el coste de este seguía siendo sufragado por las arcas municipales y los médicos encargados del servicio eran también médicos municipales que recibían un sobresueldo por esta segunda actividad.

Instituto Municipal de Vacunoterapia

Pero la viruela seguía haciendo estragos en la infancia bilbaína. El 1º de marzo de 1903, la corporación asumió la gestión directa del servicio, amplió notablemente el horario de dedicación del médico director y aprobó las innovaciones propuestas por este, Adrián de Unibaso y Cucullu, que ocupó esta plaza desde 1903 hasta 1928.

El éxito de estas medidas fue tal que sólo en el primer año se vacunaron 21.769 personas y fueron 253.012 las vacunadas por el Instituto en 24 años. La viruela fue desapareciendo como causa de mortalidad en la Villa.

A partir de entonces la historia del Instituto se superpone a la de los avances científicos en materia de vacunación al incorporar nuevas vacunas contra la rabia (1903), fiebre tifoidea, difteria y Tétanos. cuya aplicación a toda la población infantil de forma gratuita no se consiguió hasta bastante tiempo después de la Guerra Civil. La vacunación contra la Tosferina fue el siguiente hito, que completó una triada de vacunas que pronto pasaron a ser incorporadas como “vacuna triple” al calendario vacunal.

En la década de los 50 tuvieron lugar los descubrimientos de las vacunas Antipoliomielitis de Salk (virus muertos, 1953-1954) y de Sabin (virus atenuados, 1957) y, a partir de aquí han sido legión las vacunas incorporadas al arsenal terapéutico.

La asunción de todas las competencias sanitarias asistenciales y preventivas por parte de Osakidetza llevó a la decisión del Ayuntamiento de suprimir este servicio centenario en el año 2008.

Juan Gondra