Cardiologo bilbaíno, maestro de una generación de especialistas extendida por todo el País Vasco y zonas vecinas.

Hijo de Miguel Iriarte Iriarte, realizó los estudios de licenciatura en Medicina en la Universidad de Valladolid, su formación cardiológica tuvo lugar en el Instituto Nacional de Cardiología de México, fundado por Ignacio Chávez, donde tuvo oportunidad de aprender al lado de los doctores Cabrera, Carral, Costero, Espino-Vela, Fishleder, Sodi-Pallarés, etc. Todos ellos alcanzarían la singular categoría de grandes maestros de la cardiología, gracias a sus aportaciones científicas. De vuelta a Bilbao, a finales de la década de los años cincuenta, dirigió la cardiología clínica y la investigación en el Instituto de Cardiología Eliseo Migoya de la Fundación Vizcaya Pro-Cardiacos. Allí logró ser en pocos años un importante foco de atracción para muchos médicos que allí realizaron su formación cardiológica o la completaron, como Aguirre, Arias, Arruza, Ayerbe, Azcuna, Barrenechea, Bobío, Bóveda, Cabrera, Cobo, Gárate, Gil de la Peña, Hernández, Lekuona, Molinero, Nekane Murga, Navarro-Salas, Sagastagoitia y Vázquez, entre otros.

Tras unos pocos años como jefe de servicio de cardiología en el Hospital de Cruces de Barakaldo, recaló en el Hospital Civil de Basurto. Fue también catedrático de cardiología de la Universidad del País Vasco.

Miembro destacado de la Sociedad Española de Cardiología,fue presidente del XXI Congreso de la Sociedad Española de Cardiología celebrado en Bilbao en 1988. Su inquietud investigadora, brilló inicialmente en el estudio semiológico de las cardiopatías congénitas. A él se debe la primera descripción en España de la «variedad diastólica ruda» de la persistencia del conducto arterioso. Otras destacadas líneas de investigación suyas fueron la insuficiencia cardíaca con función sistólica conservada y la cardiología nuclear. Deben ser destacadas en esta breve enumeración sus investigaciones en el campo de la cardiopatía hipertensiva.

La personalidad de Miguel Iriarte fue siempre muy  difícil, quizás por lagran tenacidad que empleaba en el logro de sus propósitos. La prematura muerte de su hijo Mikel lo marcó de forma indeleble. 

Juan Gondra Rezola