Miembro de la élite política y económica de Bizkaia, José María Murga perteneció a una familia terrateniente con grandes intereses en el comercio. Nacido en Markina-Xemein el 12 de noviembre de 1770, llegó a ser Diputado general primero en 1800.

 Fue hijo de Miguel Antonio Andonegui y Francisca Javiera de la Barrera. Estudió en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País en Markina, especializándose en lenguas clásicas en Madrid. Contrajo matrimonio en 1789 con su prima Josefa de Zaldúa y Murga, pasando a residir en Bilbao en 1797. En su exilio en París se casó en segundas nupcias con Ceferina Hurtado de Corcuera y Alcíbar.

 En el ámbito cultural destacó por su papel como Secretario Perpetuo de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y por ser el anfitrión del ilustre viajero W.Humboldt, con quien mantuvo una fluida correspondencia.

 Por lo que respecta a su trayectoria política, Murga fue Regidor del ayuntamiento de Bilbao en 1800 y 1804 y Alcalde durante el Trienio Liberal. Además de protagonista, dejo un testimonio excepcional de la Zamacolada, cuyos hechos refirió en la Memoria confidencial y justificativa. Una memoria en la que presenta una tesis conciliadora, tendente al robustecimiento de la Diputación. Y aunque se sumó a la postura de Bilbao, fue condenado por su participación en la Zamacolada.

 En el saqueo de la villa del 16 de agosto de 1808 sufrió pérdidas cuantiosas en su patrimonio, pero optó por colaborar con los franceses. En 1808 fue elegido Regidor del ayuntamiento de Bilbao y actuó como Secretario en las Juntas Generales celebradas en Bilbao. También fue nombrado Presidente del Consejo de Provincia en Bizkaia entre 1810 y 1812, siendo asimismo miembro del Consejo de Intendencia de Bizkaia en ese mismo año 1812.

 No sufrió represalias tras la vuelta del absolutismo, pero sí tras el Trienio Liberal. Así, en 1823 tuvo que exiliarse a París, de donde regresó a Bilbao en 1825. Falleció en Bilbao en 1833 durante la insurrección carlista.

 Fue Miembro de la Real Academia de la Historia, conservándose varias de sus obras históricas como Vidas célebres varones griegos y romanos uObservaciones sobre algunascrónicas de los reyes de Castilla, entre otras.

Ana Prado