La mayoría de las inmobiliarias existentes en Bilbao al finalizar la década de los 50, llevaban a cabo sus actividades consolidando el tejido urbano con sus actuaciones sobre los solares que permanecían aún libres en la zona del Ensanche y su extensión. Con su actividad no pretendieron sino tratar de completar aquella inconclusa trama urbana allí donde tuvieran nuevas posibilidades constructivas.

 Bien es cierto que el mercado de estas inmobiliarias en el Ensanche y en la ampliación del Ensanche estuvo hasta entonces restringido para unas clases más pudientes y le era negada a las clases económicamente menos favorecidas. Pero toda esta situación daría un viraje extraordinario, porque cambiaria desde el momento en que se aprobó la Ley de Viviendas Subvencionadas, una vez fue promulgado el Plan de Urgencia Social de Bizkaia, que comenzó a posibilitar hacer del construir viviendas sociales un negocio con enormes beneficios.

 La mayoría de las inmobiliarias que desarrollaron su actividad en el Ensanche y su extensión, durante los años cincuenta, fueron sociedades detrás de las que se encontraba aquella élite financiera-industrial bilbaína: Bilbaína edificación, Inmobiliaria Bilbaína, Inmobiliaria Govasa, Inmobiliaria Indauchu, Inmobiliaria Ariazar, Atucha, Olabarria o Múgica, entre otras muchas. Llevaron a cabo sus principales actuaciones constructivas en los solares que tenían en propiedad en el Ensanche: en las calles Gran Vía, Epalza, Pérez Galdos, Allende, Henao, Gregorio Balparda, Rodríguez Arias, Alameda Mazarredo, Alameda Rekalde o Licenciado Poza. También fue destacable la profusa actividad de los arquitectos que trabajaron de manera reiterada para estas inmobiliarias, entre los que se encontraban José María Sainz Aguirre, Eugenio Aguinaga, Antonio Segurola, Ramón Basterra, Rafael Basterrechea, Rafael Fontan, Hilario Imaz, Ángel Gortazar, Francisco Hurtado de Saracho, Antonio Zobaran, Manuel Aguiriano, José Chapa o Félix Iñiguez de Onzoño, entre otros.

 En 1959 se publicó la existencia en el Gran Bilbao en torno a 75 sociedades relacionadas directamente con la construcción de viviendas. Las inmobiliarias y su maquinaria de construcción de viviendas llegarían a un aumento extraordinario en el número tanto de sociedades inmobiliarias instituidas como de viviendas construidas.

 El cambio en apenas unos pocos años llegó a ser más que evidente: de cinco sociedades vinculadas con la construcción de viviendas que se constituyeron al finalizar la década de los cincuenta, se aumentaron a 23 nuevas sociedades inmobiliarias en 1960 y a 39 más al año siguiente. Pero el mayor incremento y que resultaría espectacular, tuvo lugar en 1964 con 82 nuevas sociedades relacionadas con la construcción de viviendas, siendo inmobiliarias en su mayoría. Estas inmobiliarias dedicaron sus actividades a la compra venta de solares y a la construcción de viviendas de Renta Limitada o de viviendas Subvencionadas. A partir de entonces se impulsó otro avance más del moderno sistema inmobiliario bilbaíno. 

Luis Bilbao