Matador de toros nacido en Bilbao el 3 de febrero de 1902. La afición por los toros le llegó durante sus años de adolescencia cuando vendía bebidas en un puesto de Vista Alegre. Alternaba ese trabajo con el de aprendiz de zapatero en el negocio de su padre. Las campas de Mirivilla fueron el escenario donde comenzó a ensayar sus primeros muletazos toreando de salón, labor que pudo hacer compatible con su trabajo como aprendiz de chapista en las carrocerías de José Uriarte.

En contra de lo que pudiera parecer debido a la época, Martín Agüero hubo de pagar 45 pesetas para que le dejasen actuar como banderillero en un festejo novel e hizo el paseíllo como sobresaliente en la plaza de toros de Indauchu el 1 de agosto de 1919 junto a Luis Gómez “Agualimpia” e Isidoro García “Jaro” que mataban una novillada del Marqués de Villagodio.

En 1919 consiguió actuar en doce novilladas en Bilbao gracias al eficaz apoderamiento de Antolín Arenaza, más conocido como “Recajo”, lo que le permitió ampliar su número de actuaciones al año siguiente en plazas de La Rioja, Navarra y Francia. El 17 de septiembre de 1922 debutó con picadores en la plaza de Las Arenas de Barcelona, compartiendo cartel con Víctor Vigiola “Torquito II” y Luis Suárez “Magritas” para estoquear reses de Anastasio Martín. Tuvo un éxito rotundo y a partir de entonces fue contratado en varias plazas hasta presentarse en Madrid el 24 de julio de 1923.

En el periodo de 1923 y 1924 hizo el paseíllo en 83 ocasiones, un record entre los toreros vizcaínos, liderando le escalafón de novilleros antes de la alternativa que se celebró en Málaga el 31 de agosto de 1924 con toros de Pablo Romero, actuando Manuel Jimenez “Chicuelo” cojo padrino y Luis Fuentes Bejarano , como testigo.

El 7 de septiembre del mismo año llegó su ansiado debut como matador en Bilbao pues había gran expectación por verle después de sus triunfos como novillero. Aquel día hizo el paseíllo con Antonio Posada y José Roger “Valencia”, lidiando de nuevo “pabloromeros”. Fue una actuación apoteósica que terminó por unificar al público bilbaína, hasta entonces dividió en sus preferencias entre “Alé”, “Fortuna” y “Torquito”. Desde ese día todo el mundo hablaba de Martín Agüero al que llevaron a hombros hasta su domicilio el día de su presentación como matador de toros en Bilbao.

Teniendo en cuenta que en aquella época no era costumbre que los toreros mataran un centenar de corridas en una temporada, llama la atención que en tres años (1925-28) Martín Agüero mató 147, incluyendo su confirmación de alternativa en Madrid un 7 de junio de 1925.

El matador bilbaíno fue el primero en hacerse con la Oreja de Oro que concedía la Asociación de la prensa de Madrid con motivo de la celebración de sus corridas. Martín Agüero consiguió este reconocimiento por dos veces consecutivas.

Fue en 1928 cuando Martín Agüero comenzó a pagar el precio de las numerosas cornadas que sufrió a la hora de consumar la suerte suprema, es decir en la ejecución del “volapié” que le consagró como uno de los “ases de espadas” del momento. Resolvía la suerte con una técnica impecable, haciendo de la estocada un instante de una belleza sublime. El inicio de su declive sucedió tras la grave cogida que sufrió el 20 de mayo de 1928 en Madrid, cuando un toro de los Herederos de Hernández le prendió por el muslo izquierdo dejándole una cornada aparentemente sin importancia pero que con el tiempo fue irreversible puesto que había afectado al nervio ciático.

El 21 de septiembre de 1930 hizo su último paseíllo en Logroño junto a Heliberto Garcí y Antonio Márquez, con reses de Carmen de Federico y dos años después anunció su retirada definitiva porque se veía incapaz de continuar toreando ya que las piernas no le respondían. Lo hizo a través de una carta a Siro Fernández de Retana, cronista de “El Liberal”.

Tras la retirada, el Doctor Jiménez Guinea tuvo que amputar la pierna izquierda de Martín Agüero en el Sanatorio de Toreros de Madrid. En 1973 llegó la segunda amputación. Ese mismo año se celebró en  la plaza de toros de Vista Alegre un festival en su honor en el que hicieron el paseíllo y donaron los honorarios Julio Aparicio, “Litri” Ordóñez, Manolo Vázquez, Pedrés y “Herrerita”.

Falleció el 4 de septiembre de 1977, a los 75 años de edad, pasando a la historia de la tauromaquia como uno de los mejores matadores de su tiempo. De ello da fe una escultura bellísima del escultor Cobo, expuesta en el Museo Taurino de Vista Alegre, que reproduce el momento con el que este torero hizo historia.


Covadonga Saiz