Miguel Unamuno nació el 29 de septiembre de 1864 en el número 16 la calle Ronda de Bilbao. Hijo de una familia mesocrática, su padre había sido emigrante en Méjico, mientras que su familia materna provenía del campo vizcaíno. Su educación comenzó en el Colegio san Nicolás, en el Casco Viejo bilbaíno. Su infancia está registrada en Recuerdos de niñez y mocedad (1908), donde se recogen sus recuerdos, pero tamizados por  la lectura de Cuore (1886)Edmundo de Amicis (1846-1908). A punto de entrar en el Instituto, el estallido de la Guerra Carlista (1872-1876) interrumpe su educación. El asedio a Bilbao centrará su magnífica novela Paz en la Guerra (1895), que también se ha tomado como un texto con gran peso autobiográfico, y que supone el paso traumático de su personalidad de la infancia a la juventud y el fin de un mundo que consideraba idílico.

En 1875 ingresó en el Instituto para iniciar su Bachillerato. Obtuvo el título en 1880. En esa época recibió clases de pintura y dibujo con Antonio Lecuona (1831-1907), quien probablemente le inició en el conocimiento de la sensibilidad romántico fuerista y del vasquismo regionalista. Miguel Unamuno leyó con perspicacia a los escritores fueristas, de carácter historicista y legendario.

Viajó a Madrid en 1880 para matricularse en Filosofía y Letras. La ciudad no le gusta, se siente a disgusto, pero en ella se produce su primera crisis de fe. Abandonó las prácticas religiosas el segundo año de carrera y ello le produjo un proceso de reflexión y remordimiento. Entra en contacto con las teorías lingüísticas evolucionistas que propugnaban que solo las lenguas  flexivas podían expresar la complejidad del mundo contemporáneo y que por tanto, las aglutinantes, como el euskara, no eran aptas para esa función, opinión que le acarrearía consecuencias imprevistas a partir de su célebre discurso en los Juegos Florales de Bilbao (1901). Terminó la carrera en 1883 y comenzó la preparación de su Tesis Doctoral: “Crítica del problema del origen y prehistoria de la raza vasca”, que presentó en 1884.

De vuelta a Bilbao, Miguel Unamuno encontró una ciudad cambiada, ya no es la “Tasita de plata”, sino una ciudad industrial, que conoce un rápido incremento económico y un crecimiento de sus habitantes.  Sobrevivió dando clases mal pagadas, y preparó varias oposiciones a cátedra, Realizó cinco oposiciones y perdió las cuatro primeras, Resultó especial la que se celebró en el Instituto de Bilbao para la Cátedra de euskara a la que se presentaron Resurrección María Azkue, Sabino Arana y el propio Unamuno (1888).

En 1891 se casó con Concha Lizarraga, su novia desde la juventud. Y ese mismo año concursó a la Cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca.  En septiembre el matrimonio se trasladó a la ciudad del Tormes.  Pronto comenzó una colaboración con el editor Lázaro Galdiano al que entregó varias traducciones.

Poco a poco y desde Salamanca inició un acercamiento al socialismo que culminó con su ingresó en la Asociación Socialista de Bilbao en1894, y colaboró en su publicación La lucha de clases. En 1897 sufrió lo que se conoce como su Gran Crisis personal, un ataque de ansiedad, debido a la enfermedad del tercero de sus hijos, que ha sido interpretada como una crisis religiosa o al menos de conciencia trágica. En 1900 fue nombrado Rector de la Universidad de Salamanca.

Su carrera literaria comenzaría con  los ensayos que más tarde se recogieron bajo el título de En torno al casticismo (1895), libro en el que presenta una cierta teoría de España, con referencias a la vida rural y al paisaje castellano, con la búsqueda de lo que más tarde se conocería como “intrahistoria”, e inaugurando el género ensayístico moderno en España. La publicación de Paz en la Guerra (1896) le satisfizo especialmente, pero la novela se situó en una encrucijada entre el viejo realismo y la nueva novela de los modernistas, y que subrayó la nostalgia por una ciudad ya perdida. En 1902 publicó Amor y pedagogía, una novela intelectual, una mirada irónica sobre le positivismo. Aprovechando el tercer centenario de la publicación del  Quijote dio a la imprenta Vida de Don Quijote y Sancho (1905), que inaugura una línea de relecturas de la obra cervantina, que propugna la regeneración política y social de la España que conocía.

Su primer libro de poemas, Poesías, se publicó en 1907. Se trata de una recopilación de textos poéticos anteriores, y Unamuno se inclina por la práctica de una poesía que busque el interés por las ideas, y que se acerque, como el ensayo, a la expresión de sus posturas intelectuales más queridas. En 1910 apareció  Rosario de sonetos lírico, una colección de poemas escritos en esa estrofa que tan bien se adapta a la expresión de ideas. Y en 1913 comenzó la redacción de lo que preveía iba a ser  su gran libro: El Cristo de Velázquez (1920).  Y publicó uno de sus ensayos más penetrantes: El sentimiento trágico de la vida.

En esa misma época comenzó con La Esfinge (1909) su aventura con el teatro. La tragedia Fedra (1910) representa el espíritu de su escritura existencial y dramática, con ausencia de adornos estéticos.

Fue destituido como rector en 1914, por razones políticas. A partir de ese momento y para obviar un castigo por absentismo, se recoge en Salamanca y fue el momento de mayor creación de su obra. Por un lado, multiplicó su producción periodística a favor de los aliados en la Guerra del 14, y por otro intensificó su producción. Niebla apareció en 1914 y fue saludad muy pronto como una novela importante en el panorama literario. Unamuno la llamó “nivola”, comenzando un nuevo género narrativo, que busca la desnudez narrativa para poner en primer plano el conflicto de la personalidad de los personajes. Continuó con la serie con Abel Sánchez (1917), Tres novelas ejemplares (1920) y La tía Tula (1921).

Por varios artículos críticos con Alfonso XIII y el general Primo de Rivera, un juzgado de Valencia lo condenó a 16 años de cárcel. Inmediatamente se efectuaron distintos pronunciamientos a su favor.

En 1924 fue desterrado a Fuerteventura. En Julio se fuga de la isla, precisamente cuando estaba a punto de ser amnistiado y recala en Francia, fijando, pronto, residencia en Hendaya. Tras la dimisión de Primo de Rivera en 1930, Unamuno regresa a España. De Fuerteventura a París (1925) y Romancero del destierro (1928) fueron poemarios fruto de la experiencia de destierro.

En Febrero se le devuelve la cátedra de Salamanca. En ese año publicó otra de sus obras más recordadas: San Manuel Bueno, mártir, sobre un sacerdote con dudas de fe, pero que aún así continúa su magisterio por caridad a su rebaño que mantiene una fe sencilla, que el cura no quiere dañar.

Salió elegido concejal del Ayuntamiento en las elecciones de abril de 1931. Y se le volvió a nombrar Rector de la Universidad. Fue elegido Diputado a Cortes. Un grupo de intelectuales propuso su nombramiento como Presidente de la República, petición que no tuvo efecto. En 1935 la Universidad de Salamanca inicó las gestiones para la concesión del Premio Nobel a Unamuno. Su escepticismo hacia la política de la República se acentúa.

Cuando comienza la Guerra Civil, se muestra tibiamente inclinado hacia los rebeldes. Pero prontamente cambia de actitud y lo muestra en le simbólico discuros del 12 de Octubre ante Millán Astray. Recluido en su casa muere el 31 de diciembre de 1936.

Jon Kortazar