A finales de los años ochenta del s. XX el Ayuntamiento de Bilbao creó la Oficina Municipal del Plan – Egitamuaren Udal Bulegoa, con el objetivo de redactar el Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao ( PGOU). El declive industrial originado a partir de los años setenta, la llegada de la democracia, la transferencia en materia urbanística a las nuevas administraciones vascas y las consecuencias originadas por las inundaciones de 1983 eran circunstancias que contribuían a definir unas nuevas directrices para Bilbao. Y por primera vez en la historia de la ciudad se acometió un plan que abarcaba la totalidad de su ámbito territorial. Su antecedente administrativo en la materia era otra oficina urbanística que se refería al entonces denominado Gran Bilbao.

La entidad estableció su sede en la calle Navarra de Bilbao y el equipo redactor inicial estuvo dirigido por el arquitecto Ibon Areso Mendiguren, y formado por los arquitectos José Miguel Abando Ereño, Carlos Goyarrola López y Mikel Ocio Endaya; el ingeniero de caminos Juan Luis Casado Ezcurra; el ingeniero industrial Javier Uríbarri Jaureguizar; y la asesora jurídica Begoña Crespo Hidalgo. Contando también con un equipo de delineación, otro administrativo y otro de apoyo exterior. Posteriormente Mikel Ocio sustituyó a Ibon Areso como Director.

El primer cometido de la Oficina fue establecer un diagnóstico de la situación de la ciudad, que quedó definido con claridad en la presentación del documento denominado Avance del Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao expresando “el momento clave de su historia caracterizado por la entrada en declive del actual modelo, que dará paso a lo que denominaremos ciudad post-industrial, lo que nos obliga a preparar nuestro futuro mediante la adecuada reconfiguración urbana.”

Se plantea una ciudad más amable, adoptando unas decisiones urbanísticas que sean asumidas de manera mayoritaria, contando para ello con la participación ciudadana en el debate de las propuestas recogidas en el Avance.

Cuestiones como calidad de vida, empleo, nuevas oportunidades, cultura y ocio son tenidas en cuenta desde el inicio con una triple intención:

1. Conseguir un ánimo social colectivo, para ilusionar y colaborar en los objetivos asumidos como propios.

2. Lograr un consenso entre las Administraciones para el relanzamiento social y económico de Bilbao, la comarca y Euskadi.

3. Promocionar Bilbao en el exterior, mediante la implantación de nuevas actividades, cambiando la vieja imagen industrial de la ciudad.

El esfuerzo del equipo redactor se centró en elaborar un documento técnico pero asequible al público no especializado. Ofreciendo oportunidades, resolviendo problemas, planteando un equilibro entre residencia, trabajo, comercio, espacio público, transporte (viario, ferrocarril, aéreo, marítimo), transporte colectivo y racionalización del transporte de mercancías.Además servicios de comunicaciones (teléfono y transmisión de datos). Todo ello con la intención de definir un moderno centro financiero y de servicios, tal y como se recoge en sus directrices: “Abordar operaciones de renovación urbana de las áreas obsoletas con altos valores de centralidad (Abandoibarra, Zorrotzaurre) y la transformación de los usos de aquellos otros suelos (Ametzola, Miribilla) que, por estar bien emplazados respecto al “área central regional” (ACR) deben asumir la localización de nuevas actividades en función de las condiciones de accesibilidad que alcanzarán con la ejecución de la reforma del sistema de transporte.”

 Sobre los objetivos y soluciones básicas del Avance sometido al debate público se pretendía conseguir un documento definitivo, con el mayor nivel de acierto y consenso sobre el proyecto de ciudad, recogiendo al mismo tiempo las necesidades y aspiraciones de los bilbaínos. Este documento sirvió de base para el desarrollo del definitivo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado en 1995.

Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre