En 1962 apareció en El Correo Español-El Pueblo Vasco un artículo en el que ratificaba que la villa de Bilbao tendría un Metropolitano. El proyecto era descrito incluso con un plano y con sus futuras estaciones. La primera estación estaría ubicada junto al campo de San Mamés en donde se convertiría en un ferrocarril subterráneo. Incluso cruzaría dos veces la ría del Nervión, según aseguraba García Acha, el director de la Empresa de Suburbanos.

El proyecto no volvería a aparecer en los medios de comunicación hasta que llegó en visita oficial el dictador Francisco Franco en 1964 y fue el alcalde Javier Ybarra quien le expuso el dinero que necesitaban para llevar adelante el proyecto. En 1967 hubo un comentario sobre el estudio de convertir el ferrocarril suburbano en Metropolitano para comunicar la margen derecha de la ría.

No obstante, no sería hasta 1974 cuando la Oficina de Estudios y Coordinación de Bizkaia publicase en el mes de octubre un Estudio Coordinado de Transportes Colectivos para Bilbao y su zona de influencia. En él se recogía toda la planificación del futuro ferrocarril metropolitano de Bilbao. Aseguraban que en cuatro años estaría terminado.

La construcción del Metropolitano sería una realidad tras dos años de estudios sobre los transportes colectivos aplicado a la viabilidad técnica y económica de un ferrocarril metropolitano, según el ingeniero director de la oficina de estudios José Rodríguez. Fue una propuesta de la comisión de comunicaciones de Bizkaia. Fue aprobado el plan de etapas por el Ministro Antonio Valdés y se pondría en marcha en 1976 para supuestamente terminarse en 1980, año en que entraría en funcionamiento toda la línea. El trazado sería en forma de Y, siendo subterráneo en la mayoría de sus treinta kilómetros. A la línea básica (Santurtzi a Barakaldo y cruzaría la ría en San Ignacio y penetraría a Bilbao por Deusto, plaza Moyúa, Santutxu y Otxarkoaga) se le podrían añadir futuras ampliaciones con nuevas líneas a la Universidad y al Aeropuerto.

En 1975 se instituyó el Consorcio de Transportes y se inició el diseño del Metro con la presentación en prensa del proyecto definitivo que solucionaría el problema del transporte en Bilbao. En este proyecto cedió el protagonismo que tenía el puente de Olabeaga en el anterior proyecto a la Solución Centro y cambiaría la fisonomía del proyecto con unos pasos subterráneos de la ría. Empezaron con los sondeos geológicos. Se estudiaron dos prototipos: uno, el propuesto por SA Trenes Vertebrados del ingeniero Goicoechea de Talgo. Otro, sería el monocarril Transpo 2000 de la empresa Alweg Hitachi de tecnología sueca, alemana y japonesa. Este Metro se formaría a través de un régimen consorciado con una mejor repartición del poder y de las responsabilidades.

Dos años después, en 1977, la delegación en Bizkaia del COAVN impugnó el proyecto por lo que consideraba una ausencia de una política de transportes, una financiación dudosa por parte del Estado, un proyecto planteado al margen de todo planeamiento. Era tachado de ser otro ejemplo de ese planeamiento torpe y absurdo propiamente español que se movía por impulsos. Acto seguido afirmaban que necesitaban 15.000 millones de pesetas y que el Estado solo aportaría 2.000. Tras ocho años de expedientes administrativos y la búsqueda de una financiación en 1978 se aseguraba que el primer tramo del Metro se inauguraría en 1982 Moyúa-Bolueta con 2,5 kilómetros y una inversión de 2.200 millones de pesetas. Lo que a priori parecía que iba a ser una realidad, se terminó posponiendo, porque eran los años de Transición y la crisis económica, urbana y social que padecía Bilbao fue capaz de frenar cualquier otra pretensión.

Luis Bilbao Larrondo