Las ordenanzas municipales bilbaínas más antiguas que se conservan prohibían el depósito de basuras y regulaban su retirada de las calles, así como las penas reservadas a los infractores. Así, la Ordenaza aprobada el 13 de octubre de 1415 decía:

... e todos los vezinos de la dicha villa suelen faser e echar e echan basura e tierra e otras cosas semejantes en los cays e canal de la dicha villa e en los portales e salida de la dicha villa e los que tienen las casas sobre la cerca de las carcabas e cabos, por donde se fazen las salidas e entradas de la dicha villa, donde debrian estar muy linpias …

… E por ebitar lo susodicho e por tener limpia la dicha villa e salidas della e la nobleçer, hordenaron e mandaron que todas las basuras que asyestan echadas en las dichas puertas o salidas o cays o canal de la dicha villa sean quitadas e alinpiadas e echadas al batel del concejo

… e queden linpias las dichas salidas e cays de la dicha villa, so pena de dozientosmaravedis…

La mención de un “batel del concejo” permite suponer que existía ya una embarcación en la que los vecinos debían depositar sus basuras, para que fueran depositadas aguas abajo de la Ría. Método de eliminación que persistió durante siglos, si bien el punto de amarre de la embarcación encargada de la recogida fue variando, de las proximidades del Hospital a Carnicería Vieja, y, de allí, al muelle de Urazurrutia, donde se construyó una tejavana, en el año 1882, para almacenar las basuras hasta su embarque. También fue problemático el punto de destino, pues el simple vertido inicial fue protestado por las localidades ribereñas y hubo necesidad de buscar un solar alejado, en Erandio, donde las basuras pudieran exponerse al sol para que, una vez secadas, pudieran utilizarse como abono.

En un principio eran los propios vecinos quienes debían depositar sus basuras en el punto de embarque, pero en el siglo XIX el Ayuntamiento se encargó de contratar carros específicos para realizar la recogida.

Durante el primer tercio del siglo XX Bilbao, que había realizado un esfuerzo enorme para mejorar su higiene urbana, se planteó renovar el antiguo sistema. En 1924, el Ayuntamiento presidido por el señor Somonte había estudiado una reforma total de la limpieza de las calles y de la recogida de las basuras que planteóla compra de camiones cerrados, preparados para recoger la basura sin generar malos olores. Pero el Ayuntamiento presidido por Moyua decidió dejar sin efecto el acuerdo tomado por la corporación anterior para adquirir 22 vehículos para los servicios de limpieza y basuras.

Moyua decidió mantener los viejos camiones abiertos y dedicar el esfuerzo inversor a construir en Rekalde una estación trituradora de basura, que permitiera utilizarlas como abono. Pero la estación resultó una fuente de problemas por sus averías y por lo olores que desprendía en un barrio cada día más habitado.En 1953 cesó en su actividad y las basuras comenzaron a depositarse en el vertedero de Enekuri. En 1966 se comenzaron a utilizar sacos para recoger la basura y a colocar contenedores en la calle para depositarlos.

Cuando la capacidad del vertedero se vio rebasada hubo necesidad de alquilar un solar vecino que fue utilizado hasta el año 1976, en que entró en servicio el vertedero controlado de Artigas, que presta servicio en 2014, complementado por la incineradora de Zabalgarbi, en un sistema de recogida de basura mucho más complejo que el del Bilbao Medieval. 

Juan Gondra Rezola