El edificio es el centro regional de explotación de Red Eléctrica de España (Cerex Norte), y se sitúa sobre un terreno extremadamente inclinado en la ladera sobre el barrio de San Ignacio, en Deusto, en el Camino de Miramar 60. Inaugurado en 1994, el proyecto plantea una lectura directa pero no analógica del paisaje y su relación con la arquitectura del País Vasco, según su arquitecto Andrés Perea.

El edificio se asienta sobre la ladera como un objeto de pequeña escala (25 x 25 x 12 metros) distanciado de otras piezas arquitectónicas existentes para eludir los problemas de relación dimensional, contraste formal y formación de conjuntos de edificios, integrándose en el paisaje como un material añadido a la topografía y la vegetación.

El tratamiento formal y espacial del proyecto obedece a construir un espacio sin fachadas, definiendo lo construido como una superficie continua perforada de forma limitada por los huecos necesarios de cada espacio interior. Esta superficie o fachada continua se interrumpe por una penetración a manera de gran puerta a través de la que se vislumbra toda la organización interna del edificio.

La superficie casi cilíndrica exterior y la hendidura interna constituyen el material arquitectónico con el que se organiza el espacio y el lenguaje formal del proyecto.

Para conseguir este efecto de fachada continua se ha recurrido a paneles de hormigón prefabricado liso. La directriz generadora del volumen, de una geometría casi cilíndrica tiene, sin embargo, un trazado a mano, personal.

El carácter del vocabulario arquitectónico es voluntariamente no habitacional, en contraste con los barrios residenciales que se asientan en la zona baja de San Ignacio.

El tratamiento de la superficie exterior en capas levemente desplazadas persigue la rotura de las convenciones de la arquitectura de niveles, valorando el dintel de los huecos como elemento fundamental en la formalización del espacio interno y su expresión externa.

Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre