Romualdo Arellano (1803-1875), navarro de Caparroso, fue un importante comerciante y financiero. A comienzos de la década de los 40 del siglo XIX era uno de los importadores de hierro y bacalao más relevantes de la Villa. Avecindado en Bilbao desde fines de la primera década del siglo XIX, hizo fortuna con su vinculación al negocio harinero mediante los contratos de suministro al ejército en la Primera Guerra Carlista. Arellano fue participante en el Banco de Bilbao y el Ferrocarril Bilbao-Tudela, además de comisionado de la sucursal del Banco de España en Bilbao en los años 60. Fue, junto con Pedro Mazas, el principal promotor de la sociedad Santa Ana de Bolueta en 1841. De hecho, al fallecer Mazas en 1861 fue él el que se hizo cargo de la presidencia de esta empresa, hasta su fallecimiento en Madrid en 1875.

Hombre resuelto, ingenioso y una de las personalidades más destacadas del Bilbao del segundo cuarto del siglo XIX. Gozó en su tiempo de gran prestigio y participó, también con los Epalza puesto que ejercía la banca en asociación con Tomás José Epalza, en las iniciativas del Banco de Bilbao y del Ferrocarril Bilbao-Tudela, en el que invirtió dos millones de reales, siendo el cuarto en el ranking de accionistas iniciales. En la segunda fue vicepresidente de su Consejo interino y luego vocal del Consejo de Administración. También fue Vocal propietario del Banco de Bilbao, al que aportó 300.000 rs., entre 1857 y 1865 cuando presentó su dimisión. Nombrada la Junta de Comercio de Bilbao para 1860, fue vocal de la misma, Fue uno de los suscriptores de la Compañía de Seguros Marítimos Lloyd Vascongado.

Además formó parte de la comisión gestora de la Compañía General Bilbaína de Crédito, a la que aportó un millón de reales. En marzo de 1864 fue nombrado vocal de la Junta Administrativa de la sucursal en Bilbao del Banco Hipotecario de España y General de Crédito.

En la relación de electores de 1864 aparece, con fortuna situada entre 80 y 100.000 reales, junto con lo más granado del comercio bilbaíno.

También tuvo una vertiente política, dentro del liberalismo fuerista. Miembro de la Diputación Provincial desde 1836 hasta 1837, en que fue restablecida la Diputación General, fue elegido por la Junta de Armamento y Defensa para acudir a Madrid para presentar a Isabel II su adhesión y cooperación.

Falleció a la una menos cuarto de la madrugada del 9 de octubre de 1875 en Madrid.


Eduardo J. Alonso Olea