Edificio de oficinas en Gran Vía 17, construido para el Banco Popular en 1958, según proyecto del arquitecto Emiliano Amann Puente.

En esta obra el arquitecto muestra su apertura hacia la nueva tendencia de construcción tecnológica que empezaba a introducirse en esos años del siglo XX a través de arquitectos como Álvaro Líbano y él mismo. Por otra parte, es un ejemplo más del proceso de implantación de las entidades bancarias en la Gran Vía bilbaína, siguiendo la pauta iniciada por el Banco de Bilbao a comienzos del siglo XX.

La edificación se caracteriza por disponer de planta baja en doble altura, estratificación del resto de plantas, distribución libre en su interior y marquesina en el acceso, así como un muro cortina de vidrio con antepecho metálico que marca una retícula rectangular en la fachada. Superiormente estaba rematado con el nombre de la entidad y unos mástiles para la colocación de banderas.

Es una construcción que no tiene en cuenta las edificaciones colindantes, ni en cuanto a sus alineaciones ni en cuanto al tratamiento de la fachada y sus materiales.


Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre