La sede del BBVA en San Nicolás es una edificación exenta que en la actualidad tiene una doble función: por una parte la propiamente comercial de la entidad bancaria y por otra la social de la Fundación BBVA que acoge el archivo de la entidad y la realización de actividades culturales como exposiciones y conciertos. El edificio actual es el resultado de diversas ampliaciones durante la segunda mitad del siglo XIX.

Antes de erigir esta sede el Banco de Bilbao inició su andadura en 1857 instalándose en la calle Viuda de Epalza, entonces denominada calle de la Estufa y teniendo una posterior ubicación en la calle Ribera. Finalmente se trasladó al lugar denominado “solar de la posada de San Nicolás” erigiendo un edificio de nueva planta de acuerdo al proyecto redactado por el arquitecto francés Eugène Lavalle, con las directrices del denominado estilo Beaux Arts surgido en París a mediados del siglo XIX. La nueva construcción estaba concluida en 1868.

Las posteriores ampliaciones y reformas proyectadas por los arquitectos bilbaínos Severino Achúcarro y Enrique Epalza, interpretando respetuosamente la composición del edificio original, permitieron completar el rectángulo configurado por la plazuela de San Nicolás, donde se ubica el acceso principal, la calle Ascao, la calle de los Fueros y la nueva calle lateral denominada Banco de Bilbao.

Acogió temporalmente las dependencias del Banco Industrial de Bilbao, al construirse la nueva sede en la Gran Vía (actual Banco BBVA), para transformarse posteriormente en sede de actividades culturales de la entidad.

Dispone de un patio interior de operaciones, elemento arquitectónico propio de la tipología bancaria rematado en una artística vidriera, en torno al que se distribuyen las dependencias iniciales de la Sede Central del banco. Y otro en la zona ampliada.

Se trata de una edificación de clara influencia francesa, con líneas clásicas y barrocas. Su ejecución coincide en el tiempo con el trazado y desarrollo inicial del Ensanche, anunciando en su variado repertorio formal el gusto y la tendencia hacia el eclecticismo que tanta implantación ha tenido en Bilbao.

Finalmente ocupa una manzana completa del Casco Viejo, como resultado de tres sucesivas fases de ejecución y ampliación.


Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre