Las viviendas racionalistas en Alameda Urquijo es un conjunto de edificaciones representativas de ese estilo arquitectónico, que tuvo muy buena acogida en Bilbao a partir de los años treinta del siglo XX. Fueron proyectadas por el arquitecto Tomás Bilbao en 1934.

En el Ensanche hay una buena cantidad de elegantes y originales obras del mismo arquitecto, que mantienen su vigencia en el tiempo. Aunque en algunos casos no renuncian a ciertas pretensiones decorativas, en otros permiten vislumbrar una nueva tendencia de composiciones sobrias basadas en elementales líneas rectas y curvas.

En estas viviendas el racionalismo manifiesta su tendencia predominante a la horizontalidad. Aspectos constructivos como el tratamiento del ladrillo visto rojo, remarcado por el raseo blanco, con varios fondos de fachada provocando un original ritmo de volúmenes, los encuentros rematados en curva y los antepechos corridos contribuyen a ello.

La obra de Tomás Bilbao en Alameda Urquijo tiene su continuidad en la calle Gordóniz, de tal manera que el conjunto es uno de los más representativos del denominado “racionalismo bilbaíno”. Décadas después Luis Pueyo realizó una reforma del edificio, manteniendo las directrices originales de su composición, materiales y detalles constructivos, consiguiendo con ello un resultado de gran coherencia arquitectónica.

Tomás Bilbao perteneció a las generaciones de alumnos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue una figura clave en la transición a la arquitectura racionalista en Bilbao, a partir de los años treinta del siglo XX, aunque en sus inicios se decantó por el eclecticismo burgués imperante en la época, y el regionalismo (neovasco) en cooperativas de viviendas (Zurbaran, Arabella, Buenavista). Aportó su contribución al desarrollo del Ensanche con obras como el Centro Farmacéutico Vizcaíno, y diversos edificios de viviendas. Ocupó sucesivos cargos políticos, teniendo que exiliarse a México donde falleció.


Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre