Una de las características más importantes de la guerra civil española fue el uso de la aviación. Los bombardeos a núcleos urbanos, en algunos casos sin valor estratégico, que tuvieron su culminación en el bombardeo y destrucción de Gernika, fueron algo habitual durante el conflicto. La ayuda de la aviación italiana, y sobre todo alemana a las tropas franquistas resultó clave en el devenir de la guerra.

En el caso de Bilbao, la villa fue también bombardeada en múltiples ocasiones. La primera vez que los aviones franquistas soltaron sus bombas sobre el núcleo urbano bilbaíno fue el 25 de septiembre de 1936, y la última el 19 de junio de 1937. Si bien es imposible determinar con exactitud el número de víctimas y los daños materiales que causaron los bombardeos, trataremos de aproximarnos a la cuestión. Bilbao también fue bombardeado en enero, abril y mayo de 1937. Uno de estos ataques aéreos fue la razón por la que se asaltaron las cárceles bilbaínas el 4 de enero de 1937. En septiembre y octubre de 1936 también se produjeron asaltos a los barcos prisión Altuna Mendi y Cabo Quilates tras bombardeos franquistas.

Bilbao fue bombardeada un total de cuarenta ocasiones durante la guerra, limitándonos a los bombardeos en zonas urbanas de la villa, y no en sus inmediaciones. La aviación franquista, tano la Aviazione Legionaria italiana como la Legión Cóndor alemana y las Fuerzas Aéreas del Norte españolas, tomaron parte en las operaciones de bombardeo. Los modelos que habitualmente se utilizaron en estos ataques aéreos fueron los “Caproni 133”, y los “Savoia-Marchetti S.M.81” italianos; y los cazas “Junker Ju52”, los trimotores “Heinkel He52” y los “Messerschmitt Bf.109” alemanes.

Como hemos dicho, resulta imposible medir con exactitud los daños, tanto materiales como personales, que provocaron los bombardeos aéreos en Bilbao. Con la información de la que disponemos, basada en documentación de archivo y en las crónicas periodísticas de la época, que no son siempre muy rigurosas y en muchos casos dan informaciones parciales sobre un hecho, diciendo por ejemplo que hubo víctimas tras un ataque, pero sin especificar cuántas, podemos al menos dar algunas cifras.

Sobre los daños materiales, sabemos que las siguientes zonas fueron dañadas en mayor o menor medida: los barrios de Deusto, Abando, Casco Viejo, Zorroza, Buia y Buena Vista, la Universidad Comercial, los Diques Euskalduna, los puentes de la ciudad y las inmediaciones del Hospital de San Luis. Los caseríos de las inmediaciones del casco urbano y las carreteras de la zona también fueron atacados y sufrieron daños considerables. Estos son sólo algunos de los destrozos más importantes.

En cuanto a las víctimas, una vez más hay que decir que las cifras no son ni mucho menos exactas, pero con los datos de las crónicas periodísticas, de los informes que en la época realizó el Gobierno Vasco, y la información de archivos como los de los cementerios, hemos contabilizado 354 muertos y más de 800 heridos. Algunos bombardeos fueron leves, con unos pocos aviones soltando bombas en puntos concretos, y otros, como los de septiembre de 1936, fueron más graves, provocando mayor cantidad de víctimas y daños materiales. Existe un informe fechado en marzo de 1937 en el que aparecen todas las casas, calles y zonas de Bilbao dañadas o destruidas por los bombardeos. El precio al que ascendieron los daños era de 4.693.755 pesetas.

Bilbao fue una de las localidades más castigadas de Euskadi por los bombardeos, y el nivel de destrucción a que se vio sometida la villa fue tal que en cuanto los franquistas tomaron el poder, tuvieron que dedicar buena parte de sus esfuerzos a la reconstrucción de todo aquello que ellos mismos habían destruido durante la contienda. Aún así, esta destrucción es incomparable con lo sucedido en Gernika, ya que el tamaño de Bilbao impediría a la aviación franquista arrasar la zona de la manera que se hizo en aquel caso, salvo con una fuerza áerea de mayor volumen.


Antón Pérez