Cinematógrafo Bilbao. Peculiar sala cinematográfica y de espectáculos, inaugurada a principios del pasado siglo, situada en la calle Esperanza, número cuatro, en los aledaños de la iglesia de San Nicolás.

Las proyecciones del Cinematógrafo Bilbao estaban amenizadas por un dispositivo, conocido como el cine-tren, que incluía el acondicionamiento de la sala para asemejarla al interior de un vagón ferroviario.  Los espectadores, al igual que los pasajeros de un imaginario tren, se sentaban en bancos corridos de listones de madera para observar las proyecciones como si de un paisaje desfilando por las ventanas se tratara, incluidos efectos de iluminación semejantes al paso de los túneles. Al parecer, la ambientación también incluía un mecanismo por el que los bancos proporcionaban a los espectadores un movimiento semejante al del traqueteo de un tren en marcha. El simulacro ferroviario se iniciaba con un pitido de partida, realizado por un supuesto jefe de estación, con el que las luces de sala se apagaban dando comienzo a las proyecciones.

La instalación cinematográfica buscaba proporcionar a los espectadores una experiencia en la que se reconocen los orígenes del cine y su intimidad con los espectáculos de feria, allí donde el público buscaba recrear la experiencia sensorial de las tecnologías modernas, desde el movimiento y la velocidad asociadas a los medios de transporte, hasta el vértigo y la desorientación que provocaban algunos de estos espectáculos.

Clausurado por iniciativa gubernamental en 1912, aduciendo las precarias condiciones de seguridad con que contaba la sala, se transformó a comienzos de los años veinte y durante un breve periodo de tiempo, en el Frontón Euskel-Jai. En 1923, el local volvió a transformarse en sala de proyecciones cinematográficas por iniciativa de la Sociedad Cinematográfica del Norte, en este caso con el nombre de Cinema Bilbao, con un programa estable de proyecciones hasta su incautación durante la Guerra Civil, pasando a denominarse el Cinema del Soldado, con la consiguiente orientación de programación y público.

Posteriormente recuperó el nombre de Cinema Bilbao, con programación de la cadena Trueba SA de Espectáculos, hasta que un desprendimiento de tierras, en 1966, provocó un nuevo cierre de la sala. Veinte años más tarde, en 1986, el local volvió a abrir sus puertas con el nombre de Frontón de La Esperanza.

 

 

Eneko Lorente