Una de las instituciones que tuvo una mayor y trascendente incidencia en la política urbana de Bilbao durante los años 60 fue la delegación en Bizkaia del COAVN. El colegio participó en la redacción de las ordenanzas constructivas municipales en 1962 dado el enorme salto cuantitativo en la construcción de viviendas, lo que hizo variar sustancialmente la realidad constructiva de la villa. Tambien estas ordenanzas evitarían el aprovechamiento exhaustivo y la especulación del suelo. También serviría como un instrumento de mejora de la estética de la ciudad manteniendo una dignidad arquitectónica y evitarían demoler edificios del casco histórico.

 Ángel de Gortazar en representación del colegio instó al ayuntamiento a mantener en bien del interés general determinadas condiciones en composición y servicios de acuerdo a las más modernas técnicas urbanísticas en la zona del Ensanche, planteó suprimir retranqueos, áticos, torreones de esquina, y mantener cierta dignidad arquitectónica en sus fachadas. En cuanto a los rascacielos pedía estudiar un reajuste de volúmenes ya que estos edificios podrían crear graves problemas urbanísticos que influirían extraordinariamente y de manera irreparable en el carácter de la ciudad llevarían a una asfixia urbana por la elevación de la densidad y unido a los densos cinturones urbanos de Rekaldeberri o Begoña. Se oponían a que se edificaran en el Ensanche o por lo menos limitarlas a la zona de la extensión en Basurto y Olabeaga o Zabalburu. Plantearon que se erigieran en el exterior en otros valles.

 El colegio también fue un instrumento suscitador de las teorías arquitectónicas más actuales, aprovechando el Día del muestrario de la construcción de la feria de Muestras, invitaban a los arquitectos más relevantes como Pedro Bidagor a disertar sobre la Ekistica, a Javier Carvajal a explicar el proyecto del Pabellón de España en la Feria Mundial en Nueva York, a Rafael Leoz sobre los nuevos horizontes de la arquitectura, y su sistema HELE y al arquitecto Ricardo Olaran sobre la prefabricación en las viviendas.

 Actuó el colegio como expositor de los proyectos arquitectónicos de mayor calidad e imaginación constructiva, fiel reflejo de las tendencias de la mejor arquitectura contemporánea de Bilbao, con el premio de arquitectura Pedro de Asúa. Este premio bianual sería dirimido por arquitectos y personalidades destacadas de la sociedad bilbaína. En 1964 se concedió el primer premio ex aequo a los hermanos Iñiguez de Onzoño por el proyecto del edificio Estraunza en la Gran Vía con un alto grado de perfección técnica así como ambientes clásicos dentro de una línea de modernidad y unos chalets en Bakio proyecto de Juan Madariaga. En 1966 el premio le fue entregado a Eugenio Aguinaga por el proyecto del club de Golf de La Galea lugar de ocio y encuentro de la élite financiera bilbaína. El jurado destacó la integración del edificio en la naturaleza y su alto valor estético. Se trataba de una obra con una extraordinaria influencia del viaje de Aguinaga, tal y como lo reconoció el propio arquitecto bilbaíno, en 1957 a los Estados Unidos con la ICA y la CNPI, con arquitectos e ingenieros, y su entrevista con el genio de la arquitectura Frank Lloyd Wright y su visita a la casa taller de Taliesing West.

 Otra de las facetas del colegio fue la de divulgador de las propuestas arquitectónicas, desde el Museo de Bellas Artes de Bilbao, a través de ciclos de conferencias, films popularizando una arquitectura universal entre unos bilbaínos despreocupados por tales cuestiones. También serviría para aproximar el mundo del arte y de los artistas a los ciudadanos siempre tan distantes así como actuaría de revulsivo intelectual de culturas tan distintas. Si en 1967 fue organizada una exposición sobre el genial arquitecto de origen suizo Le Corbusier en 1969 sería sobre La Bauhaus del arquitecto Walter Gropius y de los artistas Feininger, Klee, Kandinsky, Itten, Marcks, Albers, Bayer o Mies van der Rohe.

Luis Bilbao