En el marco del Plan General de Ordenación Urbana y Comarcal de Bilbao de 1943, comenzó a pensarse en un Gran Bilbao formado mediante la reserva de grandes extensiones de suelo residencial e industrial. Las vegas de Asúa, Galindo y Deusto pasaban a ser futuros núcleos satélites para las clases obrera y media que interesaba definir y potenciar. Concretamente en Deusto-Elorrieta, la Obra Sindical del Hogar propuso en 1944 una gran barriada de viviendas de protección oficial, en torno a los cinco mil habitantes, extensible y bajo un único criterio de estilo que pudo haber sido la pauta de crecimiento en todos los municipios durante la posguerra.

En el proyecto del barrio de San Ignacio intervinieron, supervisados por el arquitecto jefe del Instituto Nacional de Vivienda José Fonseca, los arquitectos municipales Germán Aguirre (1912-1989) e Hilario Imaz Arrieta (1894-1968) y el arquitecto de la Obra Sindical del Hogar en la provincia Luis Lorenzo Blanc (1912-1991). Se emplearon hasta once tipos de vivienda según su número de dormitorios: 512 unidades con tres dormitorios, 448 con cuatro dormitorios y 72 con dos dormitorios. Las primeras llegaban a tener 82 metros cuadrados construidos, las segundas 100 y las más reducidas 60. En total unos 91.000 metros cuadrados construidos. Estos alojamientos estaban destinados a la clase media, formada por empleados de banca y comercio, funcionarios y técnicos cualificados con jornales entre 30 y 35 pesetas; o para obreros cualificados, operarios y peones que contaban con un jornal de más de 20 pesetas.

Las viviendas se agrupan en bloques lineales de cuatro o cinco alturas o en manzanas con jardín privado, todos siguiendo la misma orientación. El interior de las manzanas se abre en uno de sus lados para relacionar sus patios ajardinados con el espacio exterior público, cambiando el edificio cerrado del Ensanche de Abando por una manzana más vinculada a la calle. La barriada se pensó inicialmente con un campo de fútbol y otro de hockey, dos frontones, una bolera, un campo de baloncesto, una pista de patinaje, un gimnasio cubierto y un graderío; una iglesia, una casa cural y el Hogar de Educación y Descanso. Como era de esperar, y ante una propuesta tan ambiciosa, el resultado final fue más realista. Los edificios públicos levantados se limitaron a Iglesia y parroquia –vinculados a una plaza-, estadio deportivo con vestuarios, casa del Partido o Delegación del Distrito y Casa de Socorro.

 La ordenación general de San Ignacio se decidió desde supuestos de crecimiento y ampliaciones futuras. Entendiendo cuánto el recurso de la axialidad podía ser útil en este caso, se eligieron dos ejes de composición. Uno de ellos era el de Lehendakari Agirre Etorbidea (antigua Avenida del Ejército) y otro el ya referido de la Plaza con Iglesia. La razón del primer eje era utilitaria, ya que serviría como línea de simetría sobre la que realizar una posterior ampliación del barrio. También se buscó la monumentalidad arquitectónica, confiada al aspecto exterior de los bloques, su estética clásica y la repetición constante de un único hueco en las fachadas. Aún y todo, las plantas de las viviendas se proyectaron desde supuestos racionalistas derivados de la Europa de entreguerras.

El 16 de junio de 1945 se adjudicó definitivamente la construcción del barrio. Un mes más tarde se inició la ejecución de la primera fase, que se prolongaría durante una década. Y a finales de 1952 se anunció la segunda fase de San Ignacio, que contaría con 2.332 nuevas viviendas del mismo tipo, ampliando el barrio hacia el Canal de Deusto. Luis Lorenzo Blanc volvió a ser el arquitecto que proyectó y dirigió unas obras que acabaron en la década de 1960.

Asier Santas