Hay dos formas de presentación de la gripe. La gripe estacional que todos los años provoca epidemias leves, que afectan sobre todo a personas mayores o debilitadas, causando una mortalidad limitada, y una segunda forma denominada gripe pandémica, que, en pocas semanas, se extiende por todo el mundo provocando una gran mortandad, sobre todo en adultos jóvenes. Desde el año 1500 se han descrito unas 30 pandemias o epidemias intensas de gripe en todo el mundo, la más grave de las cuales, denominada gripe española, transcurrió entre 1918 y 1920, provocando la muerte de unos 40 millones de personas.

Hemos estudiado la gran pandemia gripal de 1918-1920 en Euskal Herria calculando que, en nuestro país, murieron 12 de cada 1000 habitantes, cifra similar a la que un grupo de investigadores franceses (Ansart et al, 2009) han calculado para el conjunto del continente europeo (11 por 1000 habitantes). Los primeros brotes de la pandemia aparecieron entre los soldados americanos y franceses que luchaban en la Primera Guerra Mundial, siendo España el primer país de Europa en el que se extendió a amplios sectores de la población, causando una mortalidad importante. Por ejemplo, en Madrid apareció a mediados de mayo de 1918, causando una tasa bruta de mortalidad de 1,3 por 1000 habitantes.

Para estudiar la mortalidad que produjo la gripe española en Bilbao, hemos consultado los Boletines Mensuales de Estadística Municipal que se publicaban desde 1897. El mes de mayo de 1918 sólo hubo un fallecimiento por gripe, en junio 16, en julio 3 y no hubo ningún caso en agosto. Como se ve, esta primera onda pandémica llegó muy debilitada al norte de la Península, provocando en Bilbao una tasa bruta de mortalidad por gripe, neumonías y bronconeumonías de sólo 0,6 por 1000 habitantes.   

Pero la verdadera pandemia gripal se produjo en otoño. Los primeros días de septiembre empezó a llover apareciendo, de inmediato, un brote gripal en las localidades fronterizas de Gipuzkoa y Navarra, con epicentro en Irun. La epidemia fue tan virulenta que el 1 por cien de los vecinos de Irun fallecieron entre septiembre y octubre diagnosticados de enfermedades del aparato respiratorio y gripe. La enfermedad se extendió como un reguero de pólvora llegando a Bilbao el mes de octubre. Las cifras son escalofriantes, en Bilbao murieron en septiembre 8 a causa de la gripe, en octubre 480, en noviembre 146 y en diciembre 16. Si les sumamos los fallecidos por neumonía y bronconeumonía el total de fallecidos ascendió a 869 personas, que representan una tasa bruta de mortalidad de 8,4 por 1000 habitantes para los meses de septiembre a diciembre de 1918. La principal característica de la gripe española fue que afectó fundamentalmente a adultos jóvenes que, en Bilbao, supusieron el 54% de los fallecidos y a niños de corta edad que representaron el 15% de todos los fallecidos en estos cuatro meses.

Esta onda pandémica de otoño de 1918 provocó, como en otras ciudades del estado y del mundo, un verdadero cataclismo. En el caso de Bilbao hay que destacar:

-   El Ayuntamiento reforzó su Cuerpo Médico Municipal que era el que, en esa época, atendía a la mayoría de la población. Otras instituciones provinciales y nacionales también tomaron medidas contra la gripe.

-  La Academia de Ciencias Médicas publicó un folleto, en euskera y castellano, con las “Instrucciones profilácticas... para combatir la epidemia gripal”, que recientemente hemos reeditado.

- El Ayuntamiento publicó una amplia e interesante Memoria escrita por García de Ancos, al igual que lo hicieron otros municipios como el de Deusto que, en aquel momento, todavía era independiente. En estas Memorias se recoge información sobre los afectados por la enfermedad, las suscripciones populares que se utilizaron para socorros familiares, compra de ataúdes, habilitación de centros de acogida, etc.

-  Las autoridades religiosas también organizaron una gran rogativa a la Virgen de Begoña, bajando su imagen en procesión, el 27 de octubre, con asistencia de las autoridades y un “gentío inmenso”, por el puente de San Antón, Zabálburu y Gran Vía hasta llegar a la Diputación donde fue expuesta al público. Al día siguiente una nueva y multitudinaria procesión de retorno devolvió la imagen a su santuario de Begoña. 

La gripe pandémica se presenta por ondas y la siguiente brotó en los primeros meses de 1919. Entre enero y mayo fallecieron por gripe, neumonía y bronconeumonía 329 personas que nos dan una tasa bruta de mortalidad de 3,1 por 1000 habitantes. Un cuarto brote se produjo entre enero y marzo de 1920 provocando la muerte de 247 personas (tasa de mortalidad 2,2 por 1000 habitantes). Resumiendo, la mortalidad que produjo esta pandemia gripal en Bilbao, en el período anual más álgido, fue de 12,2 por 1000 habitantes, similar a la del País Vasco y algo superior a la de Europa.

Otro dato importante es la morbilidad, o sea, el número de personas que enfermaron de gripe durante la pandemia. García de Ancos estima que en la provincia de Bizkaia, que entonces contaba con una población de unos 300.000 habitantes, enfermaron de gripe 200.000 personas. En pueblos pequeños de la provincia el registro de enfermos fue más detallado y fiable, como en Lezama donde enfermaron 1.000 de los 1.500 habitantes que tenía.

Los datos proporcionados por las autoridades militares señalan que en Bilbao hubo 488 soldados atacados, de los que fallecieron 16 sobre un total de 1.220 hombres que constituían la guarnición. Los cuarteles, cárceles, colegios, seminarios, etc. fueron los más afectados por esta pandemia y, en todos ellos, las cifras fueron más abultadas.    

Los dos episodios de mortalidad más graves que se produjeron en Bilbao, en el siglo XX, fueron la pandemia gripal de 1918-1920 y la conquista de Bilbao por las tropas del general Franco en 1937. 

Anton Erkoreka