Médico y político republicano, nacido en Bilbao en 1903 y fusilado en Vitoria en 1937. Consejero de Sanidad del primer Gobierno Vasco.

Alfredo Espinosa nació en Bilbao el 6 de septiembre de 1903. Estuvo casado con Francisca Gómez, con quien tuvo dos hijos.

Espinosa cursó el bachillerato en el Instituto Vizcaíno. En 1919 inició la carrera de medicina en la Universidad San Carlos de Madrid, licenciándose en el año 1926 y especializándose en la rama de higiene infantil.

Trabajó en el Ayuntamiento de Bilbao como inspector de sanidad, médico y delegado de los servicios de higiene especial, además de mantener una consulta abierta en su propio domicilio. Era conocido como el “médico de los pobres” por la ayuda que prestaba a las clases más humildes de forma desinteresada.

Hijo y nieto de republicanos bilbaínos, Alfredo Espinosa tomó contacto con la política activa durante su estancia universitaria. Tomó parte en los comités revolucionarios de las intentonas de 1926 y 1930 en contra de la dictadura de Primo de Rivera.

En 1929, Espinosa participó en la creación del Partido Republicano Radical Socialista, liderado por Marcelino Domingo. Asimismo, colaboró en la fundación del PRRS de Bilbao en 1930. Fue presidente de la agrupación local del partido entre 1931 y 1933. En 1934, tras la reorganización del sistema de partidos republicanos, Espinosa pasó a formar parte de la Unión Republicana.

Espinosa fue elegido concejal del Ayuntamiento de Bilbao tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que provocaron la salida de Alfonso XIII de España y la proclamación de la II República. En el Ayuntamiento fue nombrado vocal del Hospital Civil y de la junta provincial antituberculosis.

En septiembre de 1933, Espinosa renunció a su acta de concejal con motivo de su nombramiento como Gobernador Civil de la provincia de Burgos. Al poco tiempo fue trasladado al Gobierno Civil de Logroño, donde afrontó la insurrección anarquista del 8 de diciembre. Dimitió de su cargo poco después, en desacuerdo con el gobierno lerrouxista.

Al producirse la sublevación militar del 18 julio de 1936, Espinosa se puso manos a la obra en defensa de la legalidad republicana. Fue nombrado delegado de sanidad de la Comisaría General de Defensa de la República en Bizkaia y, posteriormente, Director General de Comunicaciones en la Junta de Defensa de Bizkaia.

Una vez que se aprobó el Estatuto de Autonomía, Espinosa fue nombrado Consejero de Sanidad por el Lehendakari José Antonio Aguirre. La acción del Departamento de Sanidad se dedicó en exclusiva a la atención médica de la población civil, con especial atención a niños, evacuados y refugiados. Su consejería creó y habilitó nuevos hospitales y cuartos de socorro e introdujo mejoras en la gestión de los establecimientos ya existentes. Además, se ocupó, entre otros aspectos, de evitar la transmisión de enfermedades infecciosas, de importar material quirúrgico y productos farmacéuticos, de inspeccionar la calidad y venta de alimentos y de elaborar informes sobre el estado de la sanidad en Euskadi.

Espinosa participó en la fundación de la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca, fundó la Cruz Roja del País Vasco, supervisó la evacuación de niños al extranjero, se ocupó de los refugiados, de las colonias infantiles, de los huérfanos de los milicianos, de las guarderías infantiles y de todos los establecimientos benéficos. Pero sin duda, uno de los aspectos por los que más destacó fue por la mejora de las condiciones de vida de los presos, corrigiendo injusticias y evitando persecuciones. El 4 de enero de 1937, tras el asalto a las cárceles de Bilbao por parte de la población tras un bombardeo alemán, Espinosa se presentó en los penales con médicos y ambulancias para auxiliar y trasladar a los heridos en los asaltos.

El 11 de junio partió en el buque Warrior hacia Francia, junto a los niños del sanatorio de Górliz, para la compra de material sanitario para el Gobierno Vasco. Durante su viaje se enteró de la caída de Bilbao, por lo que de inmediato quiso trasladarse a España para reunirse con sus compañeros del Gobierno. Con ese fin despegó de Toulouse el 21 de junio, sin embargo, el avión que le transportaba aterrizó en la playa de Zarautz simulando una avería, donde le esperaban las autoridades franquistas para detenerle.

Tras la detención fue trasladado y confinado en el convento de El Carmen de Vitoria, donde se le interrogó. Sometido a juicio sumarísimo, fue sentenciado a pena de muerte. Fue fusilado el 26 de junio de 1937.

Jon Penche González