Berta Peña Parra era natural de Valladolid y nació en 1895, por lo que en 1937 tenía 42 años. Era hija de Mariano Peña y Victoria Parra. Estaba casada y trabajaba como ama de casa. Residía en Sestao, concretamente en el número 39 – 3º izquierda de la calle Rivas.

Berta Peña fue detenida por la Guardia Civil en Sestao durante la primera quincena de septiembre, a su regreso de Santander. Al igual que otros miles de vascos, había huido a la capital cántabra cuando las tropas franquistas conquistaron su localidad, con la intención de evitar la propia guerra y la posterior represión.

El 14 de septiembre de 1937 un grupo de 10 vecinos de Sestao compuesto por nueve mujeres y un hombre, todos ellos afiliados de derechas, “enterados de que varias vecinas de esta localidad se encontraban detenidas en el Depósito Municipal” procedieron a denunciarlas. Todas fueron acusadas de “haberse distinguido notablemente como inductoras y directoras en los sucesos revolucionarios acaecidos en esta localidad”, pero las acusaciones más graves recayeron sobre Berta Peña. Ésta fue acusada de “arengar a las turbas que se apoderaron de latas de petróleo, con las que rociaron el barco Altuna Mendi, no llegando a consumar el propósito por haberse impuesto la cordura y la sensatez”. Además de que “en ocasión en que fueron vilmente asesinados elementos de derechas en dicha cárcel mostrar su júbilo por tan horrendos crímenes y alentar a las turbas a que prosiguieran su ensañamiento”.

Durante el primer interrogatorio registrado, producido el 15 de septiembre, reconoció que pertenecía al Partido Socialista Obrero Español, que acudía a las manifestaciones de carácter político social que se habían hecho durante la República en su localidad y a los mítines realizados en la Casa del Pueblo, por lo que no negó su militancia socialista. Por el contrario, negó que tuviera ninguna autoridad para guiar a las “masas”, que acudiera a las cárceles a insultar a presos derechistas y que portase petróleo para quemar a dichos reclusos, pero sí reconoció que “al ver a mujeres de derechas las tildaba de fascistas”.

El 23 de septiembre de 1937 fue nuevamente interrogada y esta vez tampoco escondió su militancia política, afirmando que había votado al Frente Popular en las elecciones a Cortes celebradas el 16 de febrero de 1937. También informó que “solía acudir a las manifestaciones de carácter tumultuario cuantas veces podía, así como a oír a los oradores a pronunciar discursos en la Casa del Pueblo”. Volvió a negar las acusaciones de los vecinos que la denunciaron manifestando que nunca había llevado pistola.

El 14 de octubre de 1937 la Guardia Civil de Sestao informó sobre ella, acusándola de “sujeta izquierdista activa, durante el periodo Rojo se dedicó a registrar a personas, excitó a las masas a cometer desmanes, su conducta pública moral es mala”. Cuatro días después el Ayuntamiento de Sestao acusó a Berta Peña de “mala conducta, se dedicaba a cachear a personas de derechas, siendo considerada como izquierdista”.

El 20 de octubre del mismo año, dos vecinos de la detenida testificaron a su favor ante los instructores militares, manifestando que su “conducta moral, pública y privada era intachable”, y que era una mujer “que no se preocupa más que de su casa”. Estas declaraciones no fueron tenidas en cuenta por el fiscal y el tribunal, como veremos a continuación.

El fiscal militar presentó los cargos contra los acusados el 20 de noviembre. Sobre Berta Peña Parra manifestó entre otras cosas que “pertenecía al Partido Socialista, que intervenía con anterioridad al Movimiento en toda clase de manifestaciones y mítines. Durante el Movimiento iba a las cárceles en unión de otras mujeres a reconocer la comida de los presos y que en muchos casos la solían verter, insultando a los mismos. Por la calle insultaba a personas significadas de derechas y cuando la matanza en las cárceles ella se encontraba en la calle manifestando su alegría”. Debido a estas acusaciones solicitó la pena de muerte.

Dos días después, el tribunal militar impuso la pena solicitada por el fiscal. El 14 de enero de 1938, el jefe del Estado, Francisco Franco, se dio por enterado de la pena impuesta. En la madrugada del 12 de marzo de 1938 Berta Peña Parra fue fusilada en Bilbao.


Aritz Ipiña Bidaurrazaga