Instituciones para la asistencia médica hospitalaria de iniciativa privada. Nacieron todas ellas en el siglo XX, simultáneamente con la aparición en Bilbao de una cada vez más numerosa población de las clases media y alta, es decir de aquellas personas que podían hacer frente a los gastos ocasionados por suhospitalización.

En el siglo XIX hubo un precedente de corta vida creado en mayo de 1877 por el farmacéutico Salustiano de Orive en colaboración con los médicos Aureliano García de la Mora y Tomás de Orruna: la Policlínica Médica Farmacéutica Bilbaína. Estaba situada en el número 7 de la calle de Ascao,  junto a la farmacia de Orive, y acabó pronto en los juzgados por desavenencias entre sus socios propietarios.

Salvando el pintoresco incidente, las clínicas privadas surgen como iniciativa de uno o, a veces, varios médicos que reúnen sus recursos para erigirlas. Aunque algunas de estas instalaciones, tal como las definía un célebre médico bilbaíno, no pasaban de ser “pensiones con quirófano”.

El primero de estos centros que apareció en Bilbao fue la Casa de la Salud, inaugurada en 1894, por iniciativa del Dr. Enrique de Areilza Arregui. Se construyó en la Plaza de la Salve, en el Campo de Volantín. Areilza confío la administración y los servicios administrativos de esta institución a las Siervas de Jesús, conocedor de su eficacia, ya que esta congregación atendía a los pacientes de los Hospitales Mineros. En diciembre de 1901 esta Casa de Salud se trasladó al ensanche de Abando, a la calle de Gordóniz, donde en la actualidad sigue manteniendo su actividad médico quirúrgica con el nombre de Sanatorio Bilbaino (http://sanatoriobilbaino.com/).

Posteriormente surgieron nuevas entidades en terrenos alejados del núcleo de población (Ensanche, Campo de Volantín, Begoña o Deusto). Habitualmente estaban regentados por cirujanos generales que practican una amplia gama de las técnicas quirúrgicas. Asociados a ellos se encuentran traumatólogos, oftalmólogos, otorrinolaringólogos y urólogos. También era habitual que los ginecólogos tuvieran sus propias clínicas donde realizaban simultáneamente ambas vertientes de su especialidad: la ginecología y los partos.

Hasta el advenimiento del Seguro Obligatorio de Enfermedad en 1944, las clínicas privadas monopolizaron la mayor parte de las prácticas quirúrgicas que se realizaban en Bilbao ya que, aunque en el Hospital de Basurto, además de atenderse a los enfermos inscritos en la beneficencia municipal y provincial, tenía dos pequeños pabellones “de pago”, éstos alojaban a muy pocos enfermos. Aún durante los primeros tiempos de la Seguridad Social, es decir hasta la inauguración del Hospital de Cruces, el Instituto Nacional de Previsión se vio obligado a operar sus enfermos en estas clínicas privadas.

A medida que la Seguridad Social fue extendiendo el espectro de población asistida por ella y ampliando sus instalaciones, las clínicas fueron perdiendo clientela; pero las que causaron el cierre de muchas de ellas fueron las exigencias de la sociedad bilbaína, que exigía una calidad en la asistencia médico-quirúrgica muy superior a la que podían ofrecer muchas de aquellas clínicas. 

A comienzos del siglo XXI, algunas se han convertido en residencias geriátricas. Persisten otras que atienden a una sola especialidad, generalmente Oftalmología, además de las pocas que fueron capaces de dar el salto a los nuevos niveles de calidad exigidos y han actualizado sus instalaciones lo suficiente para no sufrir menoscabo en la dura competencia que les plantean los centros hospitalarios de la Seguridad Social.

Juan Gondra Rezola