Junto al Poblado Dirigido de Otxarkoaga y el poblado de Uretamendi, otro de los proyectos a destacar y que se hallaba circunscrito dentro del Plan de Urgencia Social para Bizkaia en la villa de Bilbao, fue el del poblado de Altamira. Este grupo residencial se ubicó en la ladera del Monte Kobetas junto a la carretera de Bilbao a Balmaseda subida a Castrejana. Fue un proyecto de polígono para un total de 1.000 viviendas del tipo de vivienda Subvencionada. Los arquitectos que firmaron el proyecto fueron José Ramón Basterra y Javier Sada de Quinto.

 Pero su función, contrariamente a Otxarkoaga y Uretamendi que resolvían el problema del chabolismo, trataría de resolver el grave problema del subarriendo en Bilbao. La inmobiliaria Altamira, a diferencia de Otxarkoaga que fue sustentado por la administración pública y Uretamendi que lo hizo a través de la iglesia, fue una propuesta de la iniciativa privada. La promotora encargada del proyecto, sostenía en el folleto de la propaganda que entregaría las viviendas en las condiciones más favorables indicadas por la ley. Política con la que no pretendía otra cosa que tratar de atraer al posible cliente.

 La disposición del polígono se realizó sobre una ladera pronunciada, con una superficie total de 60.000 m2. Los bloques estarían agrupados en una serie de bloques de doble crujía de seis alturas, bloques con una disposición en abierto, con una superficie libre destinada a zonas verdes y otra para edificaciones complementarias, que estaría compuesta de un centro cívico, una zona para edificios comerciales, otra para edificios religiosos con una iglesia y una capilla, otra para edificios escolares y de ocio. Todos los edificios se adaptarían a las formas del terreno.

 Las viviendas estarían ubicadas con una disposición en planta de 72 y 82 m2 o bien de 38 a 150 m2 útiles, con la salvedad que un tipo de vivienda era de 3 dormitorios y el otro tipo de vivienda de 4 dormitorios, con un vestíbulo de acceso, cocina-comedor, cuarto de aseo, con lavabo ducha e inodoro y una pequeña solana. La estructura sería de hormigón armado, forjados de tipo cerámicos, cubierta cerámica y cierres de fachada en doble tabique.

 El programa de la inmobiliaria Altamira era construir el total del polígono en cinco fases consecutivas. En cada fase se construirían 200 viviendas.

 Mediados la década de los años 60 en el polígono de Altamira vivían 10.000 habitantes, pero la dejadez institucional provocó que entre los propios vecinos se suscitara la creación de una comisión ejecutiva, por votación popular entre todos los habitantes. Se formaron grupos de 40 voluntarios que todos los domingos realizaban labores rehabilitadoras sin ayudas oficiales, dados los enormes déficits de escuelas, parroquias y los graves problemas en saneamientos.

 Supuso este proyecto otro ejemplo de la ruptura del concepto de desarrollo en manzana por uno en forma de polígono residencial en la periferia de la trama urbana. Se trataba de suelo urbanizado a bajo coste para la edificación de conjuntos de viviendas con sus edificios complementarios que les hiciera completamente autosuficientes. De esta forma se evitaría la especulación regulando el precio de los solares y se ordenaría la expansión urbana de la villa además de resolver el problema del déficit habitacional o en este caso el del realquiler.

Luis Bilbao