El escultor Manolo Valdés cuenta con una importante muestra de su obra expuesta en las calles de Bilbao. En el puente de Cantalojas, en Bilbao la Vieja, junto a las calles Zabala y San Francisco, se ubica la escultura titulada La exorcista (2004). El escultor y pintor valenciano realizó esta obra por encargo de la sociedad Bilbao Ría 2000 para culminar la remodelación de la zona. Valdés especialista en transmitir emociones y sensaciones a través de sus escultura, consigue con la Exorcista convertirla en algo próximo y cercano, convirtiéndose en parte del entorno, algo a lo que animó el propio artista desde el día de la instalación de la obra.

La exorcista tiene como peculiaridad ser fruto de la colaboración entre Valdés y el escritor Mario Vargas Llosa (1936). Una combinación de imagen y poesía que tratan de conjurar y exorcizar todo peligro.

La escultura lleva inscrito sobre su rostro un texto compuesto por del Premio Nobel Mario Vargas Llosa:

 “Mi vida parece sin misterio y
monótona
a quienes me ven
de paso a la oficina
en las mañanas apuradas.
La verdad es muy distinta.
Cada noche debo salir a pelear
contra un espíritu malvado
que, valiéndose de
disfraces -perro, grillo,
nube, lluvia, vago,
ladrón- trata de
infiltrarse en la ciudad
para estropear la vida humana
sembrando la discordia.
A pesar de sus disfraces yo
siempre lo descubro
y lo espanto.
Nunca ha conseguido engañarme
ni vencerme.
Gracias a mí, en esta ciudad
todavía es posible
la felicidad.
Pero los combates nocturnos me
dejan exhausta y magullada.
En pago de mis
refriegas contra el enemigo,
les pido unas sobras
de afecto y amistad”.

La exorcista forma parte de un conjunto que se completa con La coqueta, La realista y La soñadora, tres esculturas femeninas de bronce instaladas en la nueva terminal del aeropuerto de Barajas.

Ana Prado