La creación y primer desarrollo de esta fábrica de hojalata obedeció a la iniciativa del guipuzcoano Francisco Goitia Ostolaza (1851-1914). Hijo de Domingo Goitia (uno de los fundadores de la Fábrica de Hierros de San Martín que instaló, en 1861, el primer alto horno en Gipuzkoa), en su juventud estudió en Inglaterra. Al plantearse modernizar sus fabricaciones se fijó en la de hojalata (acero recubierto de estaño muy útil para los envases). Para ello adquirió maquinaria y una patente de producción exclusiva (para cinco años), a la empresa Siemens, y contrató técnicos galeses (zona en donde se situaba el centro de la fabricación británica del producto), para instalar, en 1882, la primera planta de hojalata en el Estado: la Sociedad "Goitia y Compañía" en Beasain (Gipuzkoa).

Pero al poco tiempo ya pensó en ampliar la producción y reducir sus costes. El acero en Beasain resultaba caro por el porte y además la caducidad de su patente le hacía correr el riesgo de perder la exclusiva del producto. Para reducir sus costes y mejorar su capacidad de comercialización se apoyó en industriales vizcaínos como Federico Echevarría, que era importador de hojalata, y además desde 1882 accionistas y consejero de La Vizcaya.

Así, en 1888, junto a su hermano José, Francisco Goitia, promovió la fundación una nueva fábrica en Sestao. En 1890 pasó a ser La Iberia, en Sestao, con un capital de dos millones y medio de pesetas, y con el objeto de la fabricación de hojalata utilizando como materia prima el acero de La Vizcaya, que apoyó la implantación del nuevo establecimiento fabril, facilitándole terrenos de su propiedad. Federico Echevarría encabezó la Junta de la nueva empresa, que resultó de la fusión de Echevarría Hermanos y Goitia y Compañía y a la que trasladaron las instalaciones que los Goitia tenían en Beasain.El acuerdo con La Vizcaya se basaba en la conveniencia mutua: La Iberia se comprometía a adquirir su materia prima a La Vizcaya y a venderle los recortes (chatarra) resultantes de la producción de hojalata. Además, en el diseño original de La Vizcaya ya se contemplaba la instalación de una planta de fabricación de hojalata, para lo que se asignaron desde el comienzo unos terrenos, por lo que se participaba indirectamente en el negocio.

En Sestao comenzaron a producir hojalata, laterío y sartenes. Pocos años más tarde, en 1902, la confluencia de intereses llegó hasta la fusión de La Iberia, junto con La Vizcaya y Altos Hornos de Bilbao para constituir Altos Hornos de Vizcaya.

Eduardo J. Alonso Olea