Institución musical de titularidad pública, fundada en 1922.

Su antecedente más inmediato fue la “Sociedad de Conciertos” impulsada por la Sociedad Filarmónica en 1904. Tras un paréntesis de tres años, esta agrupación se reorganizó en 1910 como “Asociación Musical”, que ofreció efímeras temporadas y actuaciones esporádicas hasta 1921, bajo la dirección de José Sáinz Basabe.

Por fin, la conversión en Conservatorio de la antigua Academia Vizcaína de Música, en 1920, y la llegada de su nuevo director, el maestro belga Armand Marsick, propició la definitiva creación de una Orquesta Sinfónica estable bajo su batuta. Dicha formación se constituyó oficialmente el 9 de junio 1922, tres meses después de su primera presentación pública en el teatro Arriaga. Desde sus inicios, contó con la subvención de Ayuntamiento y Diputación, además de la cesión de su sede por parte de la Sociedad Filarmónica. Aun así, adoleció de cierta precariedad laboral de sus profesores y de recurrentes dificultades económicas; solventadas, en parte, por el mecenazgo de socios y protectores. Gracias a ello, pronto pudo contar con la colaboración de solistas eminentes como Arthur Rubinstein, Blanche Silva, Mathieu Crickboom, Fritz Kreisler, José Iturbi, Vladimir Horowitz o Nicanor Zabaleta.

Tras la marcha de Marsick, en 1927, se sucedieron en el podio Vladimir Golschmann, Enrique Fernández Arbós, Pablo Sorozábal, Maurice Ravel, Ernesto Halffter y Pedro Freitas Branco, entre otros. En 1932 fue designado director titular Jesús Arámbarri, quien compatibilizaría dicho puesto con la dirección de la Banda Municipal entre 1933 y 1953. Ambas entidades quedaron orgánicamente unidas en 1939, pasando la primera a denominarse Orquesta Municipal de Bilbao. En 1958 una nueva reestructuración le devolvería su primitiva designación y pondría a su frente a Rafael Frühbeck de Burgos, que relevó a José Yves Limantour y Antonio de Bavier durante cinco años. Alberto Bolet, Pedro Pirfano y Urbano Ruiz Laorden asumirían el cargo en años posteriores. Durante la década de 1980 la agrupación acometió una profunda renovación e internacionalización de su plantilla, dejando atrás una etapa de declive e inestabilidad. Theo Alcántara, Juan José Mena y Günter Neuhold figuran entre sus últimos directores artísticos, junto a una larga nómina de colaboradores de prestigio.

Mario Lerena