En el último tercio del siglo XIX, en el contexto de la industrialización en Europa, la cuenca vizcaína del Nervión experimenta una serie de transformaciones económicas, sociales y políticas. Uno de los cambios más importantes para la ciudad de Bilbao será la aparición del Partido Socialista, que inaugura el movimiento obrero en esta zona y redefine la agenda política de la Villa.

El proceso de industrialización se basa principalmente en la minería y la siderometalurgia. La aparición del convertidor Bessemer para la fabricación del hierro revaloriza enormemente el mineral de Somorrostro y hace de la minería uno de los ejes del desarrollo de la región. La industria siderometalúrgica también experimenta un despegue. En 1882 nace Altos Hornos de Bilbao y en 1902 se funda, producto de una fusión de varias fábricas de la zona, Altos Hornos de Vizcaya (AHV).

Paralelamente la sociedad bilbaína experimenta un proceso de modernización. La disolución de formas de vida tradicionales tiene como consecuencia la creación de una sociedad moderna y de masas. Algunos factores explicativos son el crecimiento demográfico, debido a la llegada de inmigrantes desde otros puntos de la provincia y del estado; el proceso urbanización; nuevas formas de sociabilidad; y la aparición de los nuevos partidos políticos modernos, como es el Partido Socialista.

En este contexto además, aparecen los problemas sociales que afectan a una gran parte del colectivo trabajador y que son catalogados en la época bajo la genérica denominación de “cuestión social”. Un indicador de este escenario es la falta de viviendas y de infraestructuras así como los problemas de insalubridad. Además los índices de mortalidad se disparan mientras las enfermedades y las epidemias, como la de cólera de 1885, hacen estragos sobre todo entre la población trabajadora.

Al mismo tiempo, las relaciones laborales cambian radicalmente. El desmantelamiento del sistema gremial y la proletarización de una importante parte del artesanado se unen a las nuevas formas de producción en las minas y en las fábricas y a una cada vez mayor precariedad laboral.

En este contexto, un grupo cada vez mayor de trabajadores comienza a organizarse, muchos de ellos bajo la bandera de la recién fundada Segunda Internacional. Nace así la clase obrera y el movimiento obrero vizcaíno. En Bilbao, lo hará de la mano del Partido Socialista, fundado en 1886. La gran huelga minera de 1890 inaugura el movimiento obrero y hace del socialismo la fuerza de masas hegemónica entre una parte de los trabajadores. Inicia además un ciclo huelguístico, el de “la guerra sin cuartel”, que acaba alrededor de 1910. En este tiempo los mineros se convierten en el icono socialista y Facundo Perezagua es aclamado líder.

A partir de la segunda década del siglo XX el partido socialista deja de ser el hegemónico dentro del movimiento obrero vizcaíno. Las fuerzas republicanas, el nacionalismo vasco, y el comunismo redefinirán la agenda política de la clase y del movimiento obrero.


Sara Hidalgo García