Propiedad y Construcción fue la revista de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de Bilbao. Inicialmente la cámara editaba el Boletín de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de Bilbao que en 1922 publicó doce números. Tras un año de inactividad el boletín retomó su actividad en enero de 1924 publicando otros dos números. A partir de marzo de 1924 la revista adoptó el nombre de Propiedad y Construcción. El nuevo nombre de la revista se correspondió con los cambios en su formato y en los contenidos que fueron similares al bisemanario La Construcción y las Artes Decorativas, que se publicó entre julio y febrero de 1924, y del que se convirtió en sucesor. De hecho el escritor Damián Roda, director de La Construcción y las Artes Decorativas, tuvo una presencia muy destacada en la publicación del nuevo boletín mensual. A partir de enero de 1925, la revista adoptó el nombre de Propiedad y Construcción. Revista mensual técnico-informativa. Órgano de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de Bilbao. 

Los principales contenidos de la revista fueron la propiedad y el desarrollo arquitectónico y urbano de Bilbao y su área metropolitana. Para tratar estas y otras cuestiones la revista contó con numerosas contribuciones puntuales de diferentes profesionales y, a partir de 1927, de las colaboraciones habituales del abogado de la cámara Enrique de Ocio y Urreta, y del crítico E. Loygorri de Perea. Asimismo la revista también publicó fragmentos de libros, artículos de la prensa diaria y de otras revistas profesionales locales, estatales y de otros países.

La revista recogió las decisiones, el funcionamiento y los servicios que ofrecía la cámara, y defendió sus intereses, especialmente la propiedad, sobre la que ofreció información relacionada con diferentes instituciones estatales, provinciales y municipales. El boletín se refirió reiteradamente al incipiente desarrollo de la propiedad horizontal. La crisis constructiva y la escasez de alojamientos motivaron que, a partir de 1922, se estableciera una política de congelación de los arrendamientos urbanos en beneficio de los inquilinos que retrajo inversiones en el sector de la construcción. Esta situación provocó que a partir de 1924, fuera cada vez más generalizado que muchos pisos, especialmente aquellos que se estaban construyendo, se dedicaran a la venta, sin que hubiese una legislación que lo amparase. Desde la revista se reclamó que se legislase la propiedad horizontal, se censuró la legislación de alquileres y se defendió la generalización de la propiedad de la vivienda como posible solución al problema de falta de alojamientos.

El problema de la vivienda, la crisis y paralización de la construcción, especialmente destacada a partir de 1931, y el desarrollo arquitectónico, urbano y metropolitano de Bilbao, fueron otros de los contenidos que se recogieron en el magacín. Fueron habituales las referencias a la urbanización de espacios, los parques y jardines, las anexiones de Deusto y Begoña, o las comunicaciones rodadas, marítimas y ferroviarias. Tampoco faltaron referencias al abastecimiento de agua, la telefonía, o los equipamientos educativos.

Uno de los aspectos más destacados del boletín fueron las referencias a las construcciones de aquellos años, principalmente viviendas. Las apostillas a la arquitectura fueron constantes en la revista, pero a partir de 1927 se convirtieron en habituales gracias a la sección “El progreso urbano de Bilbao o Vizcaya” redactada por E. Loygorri de Pereda. Se trató de artículos acompañados con fotografías, dibujos, planos y declaraciones de sus arquitectos, que recogieron las ideas de los principales profesionales de aquellos años.

Finalmente, tras doce años de actividad, la revista despareció en agosto de 1936, poco tiempo más tarde de que hubiera comenzado la Guerra Civil.

Francisco Javier Muñoz