Teresa Chiches Ledesma nació en Valencia de Don Juan, provincia de León. Era hija de Tomás Chiches y Francisca Ledesma. En agosto de 1937 tenía 26 años, era viuda y tenía una hija. Trabajaba como jornalera en la fábrica de Ibáñez, situada junto al funicular de Artxanda, ganando 5 pesetas por día. Residía en la calle Ocharcuaga nº 137.

Teresa Chiches fue denunciada el 3 de agosto de 1937 por un requeté del Círculo Tradicionalista de Bolueta, acusándola entre otras cosas de “ser su ideología de la CNT y que ha estado viviendo con un individuo peligrosísimo de dicho partido” sin que estuvieran casados. Además informó que su vida se desarrollaba en el “Círculo Comunista” y que “cierto día agarró a su madre del hombro y le dijo que iba a arrastrarla si volvía a vender leche a los fascistas”. Por último también informó que Teresa había arrojado junto con otras mujeres a una derechista a la ría. Esta acusación también se dio en otras denuncias pero, como en este caso, en ninguna se facilitó el nombre del resto de mujeres que participaron en la supuesta agresión.

Un día más tarde, a las 18:00 de la tarde, los agentes del puesto de la Guardia Civil de Begoña procedieron a detener a Teresa. El instituto armado manifestó por escrito que la acusada era “una mujer venenosa y peligrosa ya que en este puesto se tienen confidencias de la vecindad de los hechos de la denuncia. Se trata de una cenetista peligrosa”. El mismo día fue trasladada a la Cárcel de Larrinaga.

El mismo 4 de agosto Teresa negó las acusaciones del denunciante, manifestando que no pertenecía a la CNT y que no era cierto que vivía “maritalmente” con ningún otro hombre, sino solamente con su hija. Afirmó que había frecuentado el “círculo comunista” y que sus amistades también acudían a él, pero volvió a negar que hubiera insultado a ninguna vecina, manifestando que el incidente con la madre del denunciante se produjo tras dejarle de vender leche. Sobre el hecho de arrojar a una mujer a la ría informó que ese día había ido a apuntar a su hija a Asistencia Social, por lo que no se encontraba en el lugar de la agresión. Por último afirmó que “cree que la denuncia es una venganza que se le ha hecho, puesto que ella no se ha metido para nada ni ha hablado mal del Movimiento”. Para avalar esta tesis dio el nombre de dos testigos que podían interceder por ella.

El denunciante, de 22 años y vecino de Teresa, testificó el 23 de agosto. Esta vez, manifestó que no había oído directamente a la acusada decir que había tirado a nadie a la ría, sino a su madre y a otras amigas de ésta. También cambió la filiación política de la acusada, diciendo que era “una individua peligrosa y de ideas completamente izquierdistas”, cuando días antes había dicho que pertenecía a la CNT.

El primero de los testigos, un comerciante del mismo barrio, testificó tras el denunciante. Manifestó que Teresa había sido clienta de él, pero que “no sabe nada acerca de la conducta político-social ni tiene informes de ella”, por lo que no aportó ninguna información positiva sobre ella. La segunda testigo, vecina de Teresa, manifestó que vivía “amancebada con un individuo que sabe que ha estado haciendo trincheras sin que se sepa actualmente su paradero”, que la acusada no solamente presumía de ser comunista, “sino mucho más que comunista”. Además acusó a la detenida con la siguiente afirmación: “Un día con ocasión de estar enferma la declarante, por lo cual no pudo enterarse bien, iba diciendo la Teresa que habían matado a una mujer y la habían tirado a la ría y que había que hacer igual con todas las fascistas”. La vecina no se encontraba presente por lo que no presenció el hecho, además no indicó si Teresa participó en la agresión o solamente informó de que habían asesinado a la mujer.

La madre del denunciante testificó el 26 de agosto, manifestando que había sido insultada por Teresa, así como que ésta había manifestado “delante de mucha gente que había que matar a sus hijos por fascistas”. Tras ello no facilitó ningún nombre que corroborase dicha amenaza. Sobre el incidente de la ría no dijo nada.

El 18 de octubre de 1937 el fiscal acusó a Teresa de “significación política muy destacada de extrema izquierda”, de haber “alardeado tomando parte en hechos vandálicos”, insultar a personas contrarias en ideas políticas y aún después de la entrada de las “Tropas Nacionales” en Bilbao, de haber proferido frases de insulto a la “Causa Nacional”.

El 22 de octubre de 1937 el tribunal militar sentenció a muerte a Teresa, acusándola de hechos que el fiscal no reflejaba, pero sí el denunciante, la madre de éste y la vecina que Teresa había propuesto como aval.

El general Franco se dio por enterado de la pena de muerte el 4 de diciembre de 1937, siendo fusilada en Bilbao el 13 de diciembre de 1937.

 

 


Aritz Ipiña Bidaurrazaga