Tercer obispo de Bilbao. Antonio Añoveros Ataún nació en Pamplona el 13 de junio de 1909 y murió en Bilbao el 24 de octubre de 1987 como obispo emérito de la ciudad.

El obispo Añoveros es el tercero de los hijos de una familia acomodada de Pamplona, donde su padre ejercía de Director General de Tabacalera de Navarra. Los primeros años de sacerdote de Antonio Añoveros transcurren en la capital navarra hasta el estallido de la Guerra Civil española siendo nombrado capellán de un batallón, lo que hará que se desplace a lo largo del frente bélico. Finalizada la guerra retorna a su tierra natal donde ejercerá de párroco de Santa María de Tafalla.

En 1950 el cardenal Herrera Oria le nombra canónigo responsable de la catedral de Málaga. A lo largo de los años asumirá más tareas en la diócesis malagueña como rector del seminario, vicario general y obispo auxiliar. Desde esa posición se le nombra obispo coadjutor de Cádiz y Ceuta (1953) a la espera del fallecimiento del obispo titular (Tomás Gutiérrez Díez); de avanzada edad. Dicha circunstancia le permitirá asistir al Concilio Vaticano II. Una década después (1963) se convierte en el obispo titular gaditano. En de su sede de Cádiz-Ceuta le comunican que ha sido elegido obispo de Bilbao (1971) cerrando así el periodo de administración apostólica de Cirarda.

El prelado navarro se encuentra una diócesis y una sociedad vizcaína con múltiples conflictos, cuya máxima expresión llegó con la lectura en las parroquias de la homilía de cuaresma del 24 de febrero de 1974: “El cristianismo, mensaje de salvación para los pueblos”. En dicho texto se reconoce la existencia de un “problema” vasco y la necesidad de darle una solución por parte del Estado. El Gobierno de Arias Navarro tuvo conocimiento de la carta varios días antes a través de un sacerdote confidente del jefe de policía de Bilbao y, una vez leída a la feligresía, tomó diversas medidas que fueron desde el arresto domiciliario del prelado y su vicario general - Juan Ángel Ubieta - decretado el 27 de febrero hasta el  envío de un avión al aeropuerto vizcaíno de Sondika y el decreto de “extrañamiento” (expulsión del país) del 3 de marzo. Durante esos días fueron sucediéndose múltiples acontecimientos y conversaciones entre los responsables políticos del régimen franquista y la jerarquía española (encabezada por el Cardenal Tarancón), la situación se tensó hasta el punto de plantearse la  excomunión del Gobierno por parte de la jerarquía episcopal española. Finalmente la situación se recondujo y el Gobierno presidido por Arias Navarro no tomó ningún tipo de represalia, volviendo el prelado navarro a Bilbao.

En el resto del mandato Añoveros puso en práctica muchas de las orientaciones conciliares (corresponsabilidad, descentralización, reforma litúrgica, etc.) iniciadas en parte por Cirarda.

Tras presentar su renuncia a seguir como máxima autoridad diocesana en 1978 (aceptada por el Papa Juan Pablo I) decide mantener su residencia en Bilbao, en la residencia-refugio de Begoña. En octubre de 1987 muere como consecuencia de la agravación de las dolencias causadas por la enfermedad de parkinson.

Los restos del obispo Añoveros reposan en la cripta de la Catedral de Bilbao, junto con los de Pablo Gúrpide y Luis María Larrea.


Jonatan García Rabadán