Editorial musical bilbaína, germen de la ulterior Unión Musical Española. Constituyó la mayor empresa de ámbito estatal en su campo entre 1900 y 1914.

Su fundador, el químico y litógrafo Louis Ernest Dotesio (París, 1855-Bilbao, 1915), había desarrollado una intensa actividad en Bilbao desde 1876: fue socio fundador de la Sociedad Bilbaína de Artes Gráficas y promotor musical y operístico de los teatros Circo, en la Gran Vía, y Gayarre. En 1885 abrió su primer almacén musical (c/ María Muñoz, nº 8), donde comenzó a comercializar sus propias ediciones de obras de Bartolomé de Ercilla, autor al que pronto se añadiría una completa nómina de figuras locales como Cleto Zavala, Aureliano Valle, Antonio Peña y Goñi, Valentín Zubiaurre, Joaquín Larregla o Resurrección Mª de Azkue. Ese mismo año publicó la primera reedición mundial de los Cuartetos de J.C. Arriaga, dando así inicio al proceso de recuperación de la figura y legado de este músico; labor en la que el mismo editor abundaría en años sucesivos. Además, entre 1893 y 1896 emprendió la edición de la producción íntegra del maestro Nicolás Ledesma.

A partir de 1888 el negocio inició un proceso de expansión que le conduciría a abrir sucursales en Santander, Madrid, Barcelona, Valladolid y Valencia. Asimismo, consiguió la distribución en exclusiva de importantes editoriales extranjeras como Schott Frères (Bruselas), Peters (Leipzig), Boosey&Cía (Londres), y la parisina Durand, entre otras. Ya en 1898, adquirió el nutrido fondo editorial de la madrileña Casa Romero. Por fin, el 14 de mayo de 1900 se constituyó la Sociedad Anónima Casa Dotesio, bajo gerencia de su fundador. En muy pocos años la firma lograría absorber a las principales imprentas musicales del país, de modo que en su catálogo llegaron a figurar casi todos los grandes autores españoles del momento, incluidos Albéniz, Bretón, Chapí, Granados y Óscar Esplá. En 1905 instaló oficina en París, y en 1908 extendió su actividad a la distribución de discos y gramófonos.

Con todo, diversas deudas y controversias obligaron a Louis Ernest a desvincularse definitivamente de su empresa en 1913, dos años después de dimitir del Consejo de la misma. Tras esta crisis, la sociedad trasladaría su sede social a Madrid, en 1914, pasando a denominarse “Unión Musical Española”; nombre bajo el cual ampliaría su posición hegemónica en décadas siguientes.

Mario Lerena