Farmacéutico, director del Laboratorio Municipal, presidente de la Academia de Ciencias Médicas, padre abuelo y bisabuelo de una saga de farmacéuticos y médicos bilbaínos, fundador de los Laboratorios del Doctor Aristegui.

En el año 1895 logra la jefatura del Laboratorio Municipal en un concurso muy contestado por los concejales republicanos, que dudan de su competencia. Su trayectoria posterior disipa por completo aquellas dudas, pues logra dar un doble impulso al Laboratorio: incorpora nuevas técnicas de análisis químicos y microbiológicos, por un lado, y extiende también las actividades del laboratorio a la preparación de vacunas contra la viruela y contra la rabia. En el año 1898 recibe la felicitación oficial del juzgado porque su brillante labor al aplicar nuevas técnicas analíticas permitió aclarar la muerte de Rafaela Pérez. También acude a París para estudiar el suero antidiftérico y se encarga del cuidado del suero antiponzoñoso, para el tratamiento de las mordeduras de serpiente. Crea el Servicio Municipal Antirrábico junto con el médico José Mª Gorostiza y el veterinario Ignacio Guerricabeitia.

Las memorias anuales redactadas por él, hacen hincapié en los defectos de la red de suministro de agua y en la necesidad de un nuevo sistema de abastecimiento. Lo que queda patente con ocasión de un brote de fiebre tifoidea en 1912. También se preocupa por la detección del fraude alimentario y en 1909 acude a París al II Congreso Mundial de Represión de los Fraudes Alimenticios.

Miembro muy activo de la Academia de Ciencias Médicas, fue su presidente en el año 1904 y publicó veinte artículos científicos en su revista, La Gaceta Médica del Norte. En su mayor parte referentes al agua de consumo, los análisis de los alimentos y la rabia. Fundador de los Laboratorios del Dr. Aristegui y su director técnico hasta su fallecimiento en 1931.

Desde el año 1912 venía aquejando problemas de salud y en el pleno municipal del 7 de abril de 1915, le fue concedida la jubilación por enfermedad. La corporación bilbaína le felicitó por la labor realizada, pero le regateó  la cuantía de su pensión.

De su matrimonio con Eugenia Sarriá Oleaga, vinieron al mundo diez hijos, tres de los cuales brillaron en distintas ramas de las profesiones sanitarias. Pablo fue cofundador de los “Laboratorios del Doctor Aristegui”; Ignacio, un afamado médico pediatra, y Jesús fundó en 1925 una farmacia en Algorta que todavía persiste, atendida por su nieta. 

Juan Gondra Rezola