Cirujano, último director del Hospital de Atxuri y primero del Hospital de Basurto.

Nació en Santaolalla (Toledo) en 1849 y pasó su infancia en Torrijos. Era fruto del cuarto matrimonio de su padre, un sastre que había tenido entre su selecta clientela a Fernando VII y al infante D. Carlos, cuyas simpatías por este último le obligaron a una vida un tanto errabunda por distintos pueblos de Toledo.

Realizó sus estudios de Medicina en Madrid al igual que dos de sus hermanastros. Obtuvo el premio extraordinario de licenciatura (1874) y el de doctorado, después de presentar su tesis De la Anestesia en Cirugía en la Facultad de Medicina de Madrid (1877). Inició allí su actividad profesional como cirujano, obteniendo por oposición las plazas de profesor de entrada de las clínicas y profesor ayudante de clases prácticas.

Después de haber dirigido como interino la cátedra de Anatomía de aquella Facultad, quedó en segundo lugar en la oposición convocada para su provisión. Es posible que este fracaso le llevara a optar por la plaza de Cirujano Mayor que el Ayuntamiento bilbaíno sacaba a concurso en 1884.

Nombrado director del Santo Hospital Civil de los Santos Juanes el 22 de enero de 1892, continuó hasta el 31 de diciembre de 1917, fecha en que fue jubilado por acuerdo de la Junta de Caridad del Hospital Civil de Basurto, siendo sustituido por  Enrique de Areilza.

Durante la etapa en que fue director tuvo lugar la construcción del nuevo Hospital de Basurto. Carrasco acompañado por el arquitecto Epalza, autor del proyecto del nuevo hospital, realizó un viaje de visita a los principales hospitales de Madrid, Barcelona, Francia, Bélgica y Alemania, al final del cual escribieron sendos informes que perfilaron cómo iba a ser el nuevo centro.

Carrasco se integró por completo en el mundillo médico bilbaíno y demostró una inquietud científica que le llevó a participar en la creación de la Academia de Ciencias Médicas, de la que fue su primer presidente y Presidente de Honor a partir del año 1927.

Durante sus primeros años en Bilbao había sido un hombre inquieto, introductor de nuevas técnicas de anestesia, atento a los últimos descubrimientos de la Microbiología, introductor del microscopio en la práctica clínica de Bilbao y muy interesado en todos los avances hospitalarios. Pero tras la inauguración de Basurto, su concepción de la cirugía había quedado estancada y era un obstáculo para una generación de cirujanos más jóvenes que dieron brillantez al Hospital bajo la dirección de su sucesor, Enrique de Areilza.

 

Juan Gondra Rezola