En una sesión municipal extraordinaria del año 1962 el alcalde de Bilbao, Lorenzo Hurtado de Saracho, propuso llevar adelante la reforma de las ordenanzas municipales de la construcción de 1954, porque con el transcurrir de los años la realidad constructiva de Bilbao había variado sustancialmente.

 De conformidad con lo dispuesto en el artículo 22 de la Ley sobre Régimen de Suelo y Ordenación Urbana del 12 de Mayo de 1956, se acordó por el consistorio bilbaíno suspender por un año todas las licencias de construcción para todos los proyectos de viviendas interiores de Bilbao. Se suspendió por el mismo plazo las licencias de construcción para todos los proyectos cualquiera que fuese que estuviesen enclavados en la denominada zona singular alrededor de la ría y en la zona del Ensanche. También quedaban anuladas las obras para construir viviendas cuyo costo fuera inferior a las 3.000 pesetas por metro cuadrado incluido el valor del terreno, en esa zona del Ensanche.

 Si bien dicha actuación provocaría una gran perturbación la razón de la reforma no fue otra que mejorar las características de la construcción en la villa. Esta actitud municipal fue debida a que a la escasez de solares había que sumar los altos precios de los terrenos edificables que habían llevado a los constructores a un aprovechamiento exhaustivo del suelo, de los solares céntricos en detrimento de la calidad constructiva. Llegando a prohibir la construcción de las llamadas viviendas interiores y a reglamentar el aprovechamiento de los escasos solares existentes. Tras haberse agotado las manzanas del Ensanche y al no quedar solares aptos para construir las edificaciones se orientaron hacia los solares céntricos. La reglamentación en las incompletas ordenanzas vigentes les permitía una explotación intensiva al igual que en la ría en donde el aprovechamiento de solares existentes a consecuencia del derribo de edificios en ruina se intensificó. Para las autoridades municipales era preciso mantener una estética determinada en las zonas más características de la villa, amparados en la coyuntura del momento pues se manifestaba una peligrosa tendencia por parte de los promotores a aprovechar todo solar céntrico para construir cualquier tipo de vivienda. Esta reforma también serviría para mejorar la fisonomía urbana de Bilbao.

 No obstante eran conscientes de los trastornos de estas medidas, pero evitarían la exagerada especulación sobre el suelo y la construcción abusiva sobre los mismos. Frente a los trastornos mínimos de contratistas y dueños de solares estaba el beneficio general para los vecinos de Bilbao, al mejorar las condiciones higiénicas y de habitabilidad de las futuras edificaciones. Las pretensiones del alcalde y su equipo de gobierno fue evitar que se construyeran viviendas interiores sin condiciones de habitabilidad, salubridad y decoro. Por lo que se impondrían una serie de reglamentaciones especiales para el núcleo fundamental del Ensanche, creando unas ordenanzas adecuadas para la zona ubicada en las márgenes de la ría que constituía la zona más característica de Bilbao. Para el consistorio era urgente poner al día unas ordenanzas que resultaban inadecuadas del todo para esos tiempos, dada la situación tanto urbanística como arquitectónica del momento. Las nuevas orientaciones se basaban en nuevas normas con una construcción limpia sin patios como en la Sagrada Familia en Deusto u Otxarkoaga en Begoña que eran ambos exponentes del nuevo estilo constructivo.

 

Luis Bilbao